Policías y atracadoresTítulo Original: THE TOWN Dirección: Ben Affleck Guión: Peter Craig, Ben Affleck y Aaron Stockard; basado en la obra de Chuck Hogan Intérpretes: Ben Affleck, Rebecca Hall, Jon Hamm, Jeremy Renner, Blake Lively, Pete Postlethwaite, Chris Cooper y Slaine Nacionalidad: EE.UU. 2010 Duración: 105 minutos ESTRENO: Noviembre 2010

Luis García Berlanga, no se andan con sutilezas. Agradecen poco, van a lo suyo y siempre tienen prisa. The Town, segundo filme como director del también actor, y protagonista en este caso, Ben Affleck, aparece antes que nada como un filme-entretenimiento cien por cien made in USA.. Mucha acción, mucho espectáculo y muchos coches destrozados para un argumento vitaminado en el que se mezcla la violencia, la amistad, la familia, el amor y la extraña fobia que despierta en la conciencia federalista, el FBI. O sea que The Town, aquí titulado en letras más pequeñas, Ciudad de ladrones, exhibe su raza pura bajo la dirección de un profesional que aspira sin disimulo a tomar el testigo que Clint Eastwood tendrá que dejar algún día
Como el autor de Sin perdón, Affleck, que tuvo un buen debú con Adiós, pequeña, adiós; insiste en retratar las excelencias del individuo enfrentado al sistema. Sólo que en esta ocasión el guión, inspirado en la novela de Chuck Hogan, carece de cualquier coartada social. Tampoco cultiva finuras de retratista atento a los recovecos dramáticos de los personajes ni se plantea como el Spike Lee de Plan Oculto recrearse con la orfebrería geométrica de la puesta en escena.
Desde Robin Hood hasta Rufufú, los ladrones en cuanto a carne de relato caen bien. En algún modo desarman ese superyo represor alimentando la creencia de que los bancos no son cosa limpia, por lo que limpiarlos de vez en cuando encierra una especie de justicia poética. ¿Puerilidad? Simpleza. Eso sí, y por lo que a The Town supone, simpleza narrada con lujo y oficio, con brillantez y ritmo, con medios y talento.
Tres atracos articulan el contenido de The Town. En el primero los atracadores se cubren el rostro con máscaras de la muerte. En el segundo van travestidos como monjas. En el último, simplemente llevan el uniforme de policías. Estamos ante una progresión en dificultad que alberga alguna voluntad simbólica pero que cede a la servidumbre de la hipérbole y no supera la efectividad del atraco inicial de The Dark Knight Rises de Nolan. No hay duda: mucho deberá vivir Ben Affleck para alcanzar la capacidad introspectiva del mejor Eastwood al que tanto admira y del que tanto imita.
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