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Genio y figura

Título Original: LOS CRONOCRÍMENES Dirección y guión: Nacho Vigalondo Intérpretes: Karra Elejalde, Bárbara Goenaga, Nacho Vigalondo y Candela Fernández Nacionalidad: España . 2007 Duración: 90 minutos ESTRENO: Julio 08


Nacho Vigalondo defiende sus películas antes y después de haberse hecho. Pone tanto empeño en esas dos fases que se diría que el único momento de relajo se lo permite durante el rodaje. Como cortometrajista se coló incluso en los pasillos del Oscar con las 7,35 de la mañana, un buen-mal musical con ironía y rugosidad. Ahora, con su primer largometraje, Los cronocrímenes, no le está yendo nada mal. Utiliza un libro de estilo que antes que él aplicaron Pedro Almodóvar y Santiago Segura. Es decir, como ellos, cultiva un personaje con querencias por dar la nota y, como ellos, no tiene problemas para comunicarse con públicos foráneos Pero vayamos a lo que Los cronocrímenes llevan dentro.
Resultaría interesante saber por qué el mejor cine español del último año bebe del género de terror. Los cronocrímenes como El orfanato y REC han recalado en los arrecifes del género fantástico con querencias por el horror sobrenatural. La peculiaridad de Los cronocrímenes de Vigalondo es que resulta bastante evidente de qué fuentes temáticas ha bebido. Sin destrozar el misterio del argumento se puede ubicar este filme a medio camino entre los delirios del David Lynch de Carretera perdida, por ejemplo, y el inteligente cuento-ficción titulado Primer. Tanta ambición creativa se resuelve con cuatro actores, dos casas, media docena de árboles y tres coches para el desguace. Con sólo esto, Vigalondo aguanta el tipo a lo largo de 90 minutos. De ahí que duela percibir que la historia de ese personaje sujeto a una espiral de violencia de fatal desenlace se hunde por su reparto. Tanto Elejalde como el propio Vigalondo se muestran incapaces de sujetar su histrionismo.
Sin ese plus de convicción el filme titubea, se pierde. Lo que no impide que su contenido impacte al espectador. Consciente o inconscientemente, Los cronocrímenes apunta a la paranoia del hombre de nuestro tiempo, ése que se refugia en un castillo de cristal rodeado de vallas de alambre para vigilar el bosque que le circunda porque, tal vez, es incapaz de enfrentarse a su propio miedo. Si en Hollywood aciertan con el reparto y mantienen la tensión interior, harán un buen filme del que hablaremos en un par de años.

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