Reconstruido a partir de la fusión y el recorte de las dos partes en la que fue gestado, (Loro 1 y Loro 2), “Silvio (y los otros)” nunca consigue evitar la sospecha de que se trata de un puzzle rehecho por exigencias del mercado de exhibición.
Por razones obvias, “El rey” establece un puente con la pieza teatral de “La torna” (1977) de Els Joglars. Entre los travesaños que acerca aquel determinante acto teatral, que llevó a la cárcel a Albert Boadella, y esta película de alma escénica, guionizada por Alberto San Juan, hay semejanzas.
Tal vez “Yuli” no sea tan mala como mi opinión dejará entrever. Probablemente entre las personas que acuden en masa a ver el musical de “Billy Elliot”, la mismas que lloraron con el Garci de “El abuelo” y esperan con ilusión la nueva entrega de la denominada trilogía del Baztán de la novelista Dolores Redondo, “Yuli” sea un título recomendable.
En los años 20, en el París del delirio, la libertad y la bohemia, Colette se convirtió en la novelista más leída. Autora de piezas todavía recordadas como “Gigi” y “Claudine”, esta creadora de best-sellers con especial éxito entre lectoras porque en sus obras, al reflejarse ella, se veían muchas, no lo tuvo fácil ni siempre pudo mostrarse a cara descubierta.
Durante un breve instante, el padre de la escultura moderna, el amante ¿vampiro? de Camille Claude, llevó hábitos y se convirtió en el Hermano Agustín. Había encadenado fracaso tras fracaso y pronto supo que, como pintor, nunca superaría a sus coetáneos.
Si se sabe que su protagonista tiene la espina dorsal reventada, los movimientos limitados y está postrado en una silla de ruedas, la sentencia del título adquiere un tinte negro oscuro de humor incorrecto.
Levantada con la estructura de la primera parte de la novela autobiográfica de Marguerite Duras, la que se editó en 1985 pero que había sido escrita casi 40 años antes, esta pieza de orfebrería y fervor parece un monumento en honor de su protagonista.
La voz en off, o voz superpuesta, lleva proscrita en el cine desde hace décadas. Incluso su definición -se dice que su uso se convoca cuando el relato cinematográfico no se explica bien-, parece reducir este legítimo recurso a una suerte de quitamanchas indeseado e indeseable. Eso no impide que, como en todo tópico, habite en él algo de verdad.
A la vista de Loving Pablo (2017), película rodada en inglés sobre ese narcotraficante colombiano convertido en un Capone del siglo XXI, surge una pregunta: ¿quién ha cambiado más, los Javier Barden y Penélope Cruz de Jamón, Jamón (1992) o el Fernando León de Aranoa de Familia (1997) y Barrio (1998)?
El rastro que va dejando la biografía de Raoul Peck parece un laberinto de difícil comprensión. Su vida constituye un periplo donde lenguas, países y razas conforman un itinerario sin fin. Cineasta reconocido internacionalmente, apenas es conocido por el llamado gran público. Así pues, antes de avanzar en lo que este Joven Marx encierra, bueno sería ubicar quién y qué ha hecho su autor.