Sostenida por el vaciamiento superlativo de Joaquin Phoenix, el actor digiere el libro de estilo del De Niro de “Taxi Driver” y “Toro salvaje”; “Joker” ya es leyenda. Posee el carisma de las obras de culto. Su director y coguionista, Todd Phillips, se ha movido como quien sabe que ha compuesto la partitura de su vida. Todo roza la excelencia. Todo rezuma solvencia. Le sobra calidad y regala a diestro y siniestro inquietantes paradojas.
En sus primeros compases, los ojos se llenan de incredulidad. ¿Qué estamos viendo? ¿Qué pasa? La imagen de un bosque que se desmorona nos indica que Oliver Laxe mira a la naturaleza con la misma pasión delirante con la que Herzog y Tarkovski supieron representarla. Laxe escruta su tierra originaria con dolor oceánico. Desde la (com)pasión recrea el lugar del que proviene, la Galicia rural que cada día ve diezmar su población y que cada verano recibe la mordedura de un fuego abrasador que arrasa sus montes.
En su primera encarnación, “Una pequeña mentira” fue una novela gráfica obra de los españoles Mario Torrecillas, guionista, y Artur Laperla, dibujante. Ahora, en manos de Julien Rappeneau, un solvente director que fabrica best sellers cinematográficos con aparente facilidad, la historia de un pequeño y joven jugador de fútbol, víctima de una convivencia familiar problemática, compone un conmovedor cuentecillo. Un tebeo conciliador.