Julie Bertucelli pisa con insolencia un territorio en el que hay muchas posibilidades de resbalar. Sin complejos ni precauciones, “La última locura de Claire Darling” hace honor a su nombre. Es decir, la película se abisma locamente. Se precipita en la nada tras una reflexión amarga, revestida con esa insensatez que corroe toda obra que asume la inevitabilidad de la muerte como si el mundo ignorase la fugacidad de la existencia.
El título para su lanzamiento en España acierta de pleno; se diría que es “casi imposible” concebir un delirio como éste. Ahorro resumir el argumento y evito las escatologías con las que pretende hacer cómplices a teenagers con acné desatado atribulados por urgencias sexuales descontroladas.
“Hellboy” tuvo un padre al que le debe su ADN primigenio: el ilustrador y escritor de cómic californiano, Mike Mignola (Berkely, 1960). Pero en su traspaso al cine, “Hellboy” se encontró con un padrino que no se conformó con ilustrar lo que había nacido para las páginas impresas, sino que le confirió ecos de su propia existencia.