Con “Viudas”, el luto se impone por el descalabro anunciado de Steve McQueen, un artista fugaz que, como los recuerdos del Roy Batty de Blade Runner, se disuelve como lágrimas en la lluvia. Se ha bromeado mucho sobre la cruz que Steve McQueen, un londinense de origen africano, tuvo que soportar al ser bautizado con el nombre de la inolvidable estrella nacida en Indiana en 1930.
Si Ricardo Darín no fuera el coprotagonista de este melodrama sentimental de cónyuges desorientados y situaciones convencionales, probablemente ni siquiera se hubiera estrenado “El amor menos pensado”.
Detrás de “Durante de la tormenta” hay un trabajo de orfebre, un esfuerzo extremo por dignificar un producto audiovisual español que, sin complejos aparentes, se adentra en un territorio hasta ahora casi exclusivo del cine de Hollywood.