Fesser transita espacios agrestes con temáticas infrecuentes en el cine español. De hecho, con Campeones cabe rastrear referencias de procedencias tan lejanas como exóticas. Al menos tres fuentes parece pertinente traer a colación ante ella. Una procede del cine de Bollywood; otra, de Hollywood; y la última de Japón.

Durante 26 años Yôji Yamada se dedicó casi por completo al mismo personaje. Durante un cuarto de siglo, aventura a aventura, consagró su existencia a Tora-san, un viajante arquetípico del imaginario japonés que adoptaba la sublimación del referente romántico nipón. Esto implicaba que, en la mayor parte de sus historias, Tora-san se quedaba compuesto y sin novia. La mejor prueba de amor no es culminar el deseo, o sea satisfacer el impulso, sino renunciar a él si hay circunstancias que así lo aconsejan.

Repite una y otra vez Gerard Depardieu a Juliette Binoche una palabra clave, un sortilegio que retumba con la oquedad de la impostura. Se musita como un ruego, casi como un mantra. Pero se recibe como una orden explicitada en inglés: Open. “¡Ábrete!”. Esa es la lección del personaje de Depardieu al de Binoche. Con ella trata de reivindicar la necesidad de desmontar los prejuicios.