Polis a todo ritmo

Título Original: SIN TREGUA Dirección y guión: David Ayer  Intérpretes: Jake Gyllenhaal, Michael Peña, Anna Kendrick, Frank Grillo, America Ferrera, Natalie Martinez, Cody Horn, David Harbour  y Yahira Garcia  Nacionalidad: EE.UU. 2012  Duración:  104 minutos ESTRENO: diciembre 2012

Con Training Day, David Ayer acertó a dibujar un tirabuzón infernal que ponía en pantalla el resbaladizo terreno de la corrupción policial. La primera mitad de aquel filme dirigido con vigor y rigor de género por Antoine Fuqua y felizmente interpretada por Denzel Washington y Ethan Hawke, formulaba algunos de los mejores minutos filmados por el cine contemporáneo sobre un proceso de desmoronamiento ético. En Training Day, Ayer convocaba un proceso de ecos simbólicos por el que un joven policía descubría que su superior, por el que sostiene una actitud de admiración, respeto y temor,  no era sino el peor de los psicóticos delincuentes a quienes deseaba combatir. Desde entonces, el nombre de Ayer ha estado unido férreamente a obras como Dark Blue (2003) de Ron Shelton, también empecinada en desnudar la brutalidad policial o a sus propias películas como Vidas al límite (2006) y Dueños de la calle (2008). En todos los casos, fiel a la marca, centrado en su universo.
En Sin tregua, esa marca mejora el envase pero no supera su contenido. Desde el minuto inicial Ayer busca que, en su nueva incursión en el mundo de la delincuencia y la policía, todo se desenvuelva con el acelerador pisado a tope, a tumba abierta. Para ello cuenta con un montaje anfetamínico y con unos personajes que albergan lo mejor y lo peor de la condición humana. Buena parte de la eficacia de esta fórmula que aquí se presiente como un capítulo puente, un título menor en un cineasta que espera asestar el golpe definitivo, se debe a la convicción interpretativa con la que sus dos principales protagonistas, Jake Gyllenhaal y Michael Peña abordar sus roles. Ya se ha dicho que la plantilla argumental de Ayer, un guionista-director de perfil cinéfago como demuestra que su primer guión llevado al cine fuera un filme de submarinos, U-571, subgénero solo al alcance de unos pocos entusiastas, permanece inalterada. A Ayer le gusta moverse en sus historias contraponiendo a dos personajes, casi siempre compañeros, siempre diferentes. Aquí, un sorprendente Gyllenhaal y un solvente Michael Peña, cumplen el mandato de desenvolverse con agilidad en la jungla de Los Angeles donde Ayer repone fuerzas a costa de reciclar recursos que ya había mostrado en anteriores obras.
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