Nuestra puntuación
Viene una ola…
Título Original: THE IMPOSSIBLE Dirección: J.A. Bayona Guión : Sergio S. Sánchez Intérpretes: Naomi Watts, Ewan McGregor , Tom Holland, Samuel Joslin, Oaklee Pendergast, Sönke Möhring y Geraldine Chaplin Nacionalidad: España y EE.UU. 2012 Duración: 107 minutos ESTRENO: Octubre 2012
A estas alturas, la mayor parte de los espectadores que acuden a ver Lo imposible conoce perfectamente su desenlace. Tanto y con tanta insistencia ha relatado, la María inspiradora de esta odisea, su proeza, que los esfuerzos de Bayona por crear un clímax de suspense e intriga están condenados a desmoronarse. Y sin embargo…, sin embargo muchas personas se estremecen, lloran de emoción y permanecen enganchadas a lo que acontece en la pantalla cautivadas por la destreza de un buen prestidigitador del lenguaje audiovisual. Bayona, como Amenábar, se muestra fiel seguidor de la doctrina de Hitchcock: hacer cine para todo el mundo y hacer del mismo, un espectáculo trepidante. El tercer mandamiento, mucho más difícil de aplicar, descansa en la capacidad del autor de Los pájaros para ahondar en la psique de sus personajes, siempre tratados como víctimas atormentadas camino del cadalso. Ese tercer escalón, ni Bayona, ni Amenábar y ni siquiera Spielberg lo han superado.
Volvamos a lo que acontece en la pantalla. Lo que allí vemos ilustra con poderío visual y eficacia digital el impacto de una ola gigantesca sobre las plácidas playas de Thailandia. Evoquemos los datos reales, dado que desde el mismo comienzo Bayona insiste en que lo que su película reconstruye es una historia verdadera. Los datos descriptivos del hecho pueden resumirse así: el 26 de diciembre de 2004 se produjo un terremoto, a unos 260 kilómetros al oeste de la costa Indonesia, que alcanzó los nueve grados de la escala Richter. Tras el seísmo sobrevino una cadena de tsunamis que arrasó islas, playas y poblaciones cobrándose más de 300.000 vidas e incontables daños materiales. En internet flotan infinitas pruebas de todo aquel siniestro. Imágenes en las que se puede captar la fidelidad con la que se ha recreado Lo imposible.
Lo verdaderamente imposible era, hasta hace poco, que un cineasta español pudiera organizar este entramado espe(cta)cular propio del cine de Hollywood. De hecho, Bayona y su guionista han formulado un producto con vocación mainstream, una suerte de best seller que sigue la tradición del cine de catástrofes y supervivencia. Y Bayona, como organizador de todo ese entramado, aplica bien su estrategia. Coloca el “accidente” apenas ha comenzado el filme y dedica toda la película a mostrar una carrera contra el tiempo en la que la familia protagonista lucha desesperadamente para propiciar su reencuentro. Ante una realidad tan desprovista de meandros y sombras, ante un argumento tan carente de complejidad, Bayona se enfrenta al desgarro de la crítica y a los aplausos del público.
Críticamente Lo imposible se desacredita sola. Se mire por donde se mire, Bayona y Sergio Sánchez han apostado por la autopista del blockbuster. Treinta millones de euros, actores-estrella, que cumplen con su tarea, en especial Naomi Watts y el joven Tom Holland. Factura técnica impecable: fotografía, efectos especiales, ritmo, música… todo de alta profesionalidad y de gélida temperatura. Así, Lo imposible no debe/puede verse como un ensayo sobre el devastador efecto del tsunami. En el filme los 300.000 muertos, apenas forman parte de los restos que se llevaron las aguas. A diferencia de otros filmes de tragedias humanas, aquí no hay una masa coral de voces que representen lo general sino que lo decisivo gira sobre la idea de la familia americana (por más que fuera española la que la inspira), sobre el peligro de la ausencia y sobre la amenaza de la orfandad. Y por ahí se atisba un débil hilillo conector entre el primer largometraje de Bayona y este segundo trabajo. Ya se dijo en Donostia: habemus director, no sabemos si tendremos cineasta.