Desvaríos en el Vaticano
Título Original: HABEMUS PAPAM Dirección: Nanni Moretti Guion: Nanni Moretti, Francesco Piccolo y Federica Pontremoli Intérpretes: Michel Piccoli, Jerzy Stuhr, Renato Scarpa, Franco Graziosi, Nanni Moretti y Camillo Milli Nacionalidad: Italia y Francia. 2011 Duración: 102 minutos ESTRENO: Noviembre 2011
Nanni Moretti navega por los pasillos del Vaticano para fabular con una hipótesis que almacena un puñado de buenas ideas. Bastaría con evocar la imagen de apertura y la de clausura, una duda y una renuncia, para entender que Moretti ha formulado un supuesto brillante. La incertidumbre de su arranque, humaniza al Papa elegido. La renuncia postrera, lo dignifica y deja a la Iglesia sin dios. Como argumento rezuma interés y posibilidades. Como esquema argumental se alinea con el modelo “que pasaría si...”. Pero como guión se rompe por la debilidad de sus costuras. Moretti juega con estoque de madera y paga con moneda falsa. Evoca a Buñuel pero nada habita en su filme que nos recuerde a la perspicacia del cineasta de La Vía Láctea. Mezcla en vano la reconstrucción realista para simular autenticidad en el balcón de San Pedro, pero luego dedica su talento y muchos minutos a pergeñar una comedia ridícula. En su afán de cambiar el paso, Moretti huye del estereotipo de los enredos eclesiásticos para caer en las garras de una visión simplista y desactivada. No ha querido mostrar la lucha por el poder, ni los excesos de sus miedos y perversiones. Tanta renuncia le lleva a revelar una radiografía de sombras blandas inspirada en el melifluo remake de Marcelino pan y vino.
Se diría que Moretti ha sido derribado del caballo y en este filme trastabillea confuso sin saber qué opción tomar ni qué relato contar. Todo en Habemus Papam es pasto de la duda. Cuando Moretti aparece en la pantalla como el mejor psicólogo de Roma iniciando un posible debate entre la fe en Jesucristo y la devoción por Freud, renacen las esperanzas. Dos doctrinas que no pagan peaje a la ciencia, frente a frente. Pero tampoco es ese el camino de su andadura. Esa es la cuestión de fondo. Que no hay densidad en su escritura. Moretti no contento con dejarse ir por la senda de la autocomplaciencia, deja sin efecto el más mínimo respeto a las leyes de la carpinteria cinematográfica. Avanza a golpes. Deja personajes sin entrelazar y situaciones sin resolver. Habla de un Papa que sueña con ser actor y de un psicólogo que disfruta como entrenador. Moretti tenía un patrón de lujo y lo malogra por confundir insustancialidad con heterodoxia.
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