La comedia que no cesaTítulo Original: MANUALE D´AMORE 3 Dirección: Giovanni Veronesi Guión: Giovanni Veronesi, Ugo Chiti y Andrea Agnello Intérpretes: Robert De Niro, Monica Bellucci, Carlo Verdone, Riccardo Scamarcio, Michele Placido, Laura Chiatti y Donatella Finocchiaro Nacionalidad: Italia. 2011 Duración: 127 minutos ESTRENO: Agosto 2011

Como dice una canción de Barricada, con la cartelera más aburrida que nunca, a falta de grandes películas se nos ofrecen pequeños divertimentos. Esta tercera entrega de un manual, que más que de amor habla de desamor, lo es. Y lo es con la ayuda de una añeja receta: el largometraje de episodios. En el cine español, en los años 60, se aplicó esta fórmula bajo la que se hizo relativamente querido y reconocido el actor argentino Georges Rigaud. Lo curioso es que, pese a haber intervenido en 200 películas, bajo las órdenes de cineastas como Max Ophüls o René Clair, Rigaud es recordado por ser (el actor de) San Valentín.
Aquí como allí, la propuesta busca enhebrar una serie de historias cortas con el común denominador de su pertenencia al género, la comedia romántica que, en este caso, se tiñe con los rasgos y barnices de la vieja comedia a la italiana. Como se sabe, la comedia a la italiana fue el desenlace del ahogamiento político, social y económico del neorrealismo. Una especie de tercera vía que en los casos nobles dio lugar a filmes grandes, de los que Berlanga también supo y tanto debe, y en los innobles derivó en astracanadas de sexo suave y chiste grueso del que nacieron Landa y Esteso.
Veronesi, anclado a este esquema y legitimado por el éxito comercial, insiste con una tercera entrega de la serie. En ella, mezcla la pasta italiana con la hamburguesa yanqui, el toque del Scola más relajado con la presencia estelar de un Robert de Niro jubilado de los grandes personajes pero obsesivamente aferrado a apariciones breves y cameos diversos. Como Robert de Niro incluso dormido resulta seductor, su duelo con Monica Bellucci se impone como la única historia de amor en un mosaico de engaños conyugales y excesos amatorios. El tono que Veronesi aplica, resulta hiperbólico, populista, añejo. Esa es la clave. Que con la autoridad que da el repetir un juego ya jugado, Giovanni Veronesi repite lo que antes que él hicieron los grandes maestros italianos en los años 50, 60 y 70. Aunque este tercer manual regala algunos destellos de humor no consigue imprimir valor a lo que no ofrece nada para ser evocado. Salvo, quizás, ese striptease velado entre Bellucci y De Niro
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