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Renacer, rehacer y soñarTítulo Original: PUZZLE Dirección y guión: Natalia Smirnoff Intérpretes: María Onetto, Gabriel Goity, Arturo Goetz, Henry Trailes, Felipe Villanueva, Julián Doregger, Nora Zinsky, Marcela Guerty, Mirta Wons y Mercedes Fraile Nacionalidad: Argentina y Francia. 2009 Duración: 88 minutos ESTRENO: Mayo 2011
Testigo de cargo de la renovación del cine argentino, Natalia Smirnoff, tras velar armas junto a algunos de los nombres más relevantes del nuevo cine de su país, decidió debutar con Puzzle, un filme de perfiles suaves y de dulces maneras. Lugarteniente de cineastas como Lucrecia Martel, Natalia Smirnoff establece una saludable equidistancia con respecto a la seca prosa de La ciénaga o La Niña Santa y ningún parentesco con autores como Lisandro Alonso o Pablo Trapero. Ella misma afirma que de quien más cerca se siente es del Jorge Gaggero de Señora Beba, y es evidente que dice verdad.
Como el filme de Gaggero, Rompecabezas busca un cierto equilibrio entre el melodrama en vena de verbo florido y personajes queribles, al estilo de Juan José Campanella, y el tono áspero y menos complaciente de los jóvenes autores de la Argentina del siglo XXI. O sea, Smirnoff ata el derrame emocional de vocación crítica con una suerte de cierto minimalismo expresivo que busca en los pequeños gestos de lo banal, su singularidad. Si esa era su intención, su deseo se colma.
Y lo colma sin (de)mostrar esfuerzo. Le basta con un bostezo inicial y un vértigo existencial. El que experimenta la madre de familia protagonista de Puzzle cuando, en plena celebración de sus primeros cincuenta años de vida, junto al regalo de un absurdo rompecabezas que recibe, percibe que su tiempo huele a crepuscular. No lo sabe todavía al comienzo del filme, pero ese regalo inesperado se va a convertir en una rampa de despegue. Inusitadamente María del Carmen, nombre de la protagonista, muestra un talento prodigioso para unir las pequeñas piezas. Una habilidad que Smirnoff utiliza como pretexto y alegoría del renacer de una ama de casa desprovista de sus roles y con un agujero afectivo en sus entrañas. Su recién descubierta habilidad para recomponer escenas fragmentadas hace que el filme entone un panegírico sobre la necesidad de reinventarse. Aparentemente ingenua, decididamente positiva y sin duda resuelta con solvencia, tras la aparente pequeñez de su trama argumental, se esconde una cinta tan engañosamente pequeña como inteligente y profunda.
Como el filme de Gaggero, Rompecabezas busca un cierto equilibrio entre el melodrama en vena de verbo florido y personajes queribles, al estilo de Juan José Campanella, y el tono áspero y menos complaciente de los jóvenes autores de la Argentina del siglo XXI. O sea, Smirnoff ata el derrame emocional de vocación crítica con una suerte de cierto minimalismo expresivo que busca en los pequeños gestos de lo banal, su singularidad. Si esa era su intención, su deseo se colma.
Y lo colma sin (de)mostrar esfuerzo. Le basta con un bostezo inicial y un vértigo existencial. El que experimenta la madre de familia protagonista de Puzzle cuando, en plena celebración de sus primeros cincuenta años de vida, junto al regalo de un absurdo rompecabezas que recibe, percibe que su tiempo huele a crepuscular. No lo sabe todavía al comienzo del filme, pero ese regalo inesperado se va a convertir en una rampa de despegue. Inusitadamente María del Carmen, nombre de la protagonista, muestra un talento prodigioso para unir las pequeñas piezas. Una habilidad que Smirnoff utiliza como pretexto y alegoría del renacer de una ama de casa desprovista de sus roles y con un agujero afectivo en sus entrañas. Su recién descubierta habilidad para recomponer escenas fragmentadas hace que el filme entone un panegírico sobre la necesidad de reinventarse. Aparentemente ingenua, decididamente positiva y sin duda resuelta con solvencia, tras la aparente pequeñez de su trama argumental, se esconde una cinta tan engañosamente pequeña como inteligente y profunda.