Adopta bien pero mira a quiénTítulo Original: THE ORPHAN Dirección: Jaume Collet-Serra Guión: David Leslie Johnson; basado en un argumento de Alex Mace Intérpretes: Vera Farmiga, Peter Sarsgaard, Isabelle Fuhrman, C.C.H. Pounder, Jimmy Bennett, Margo Martindale y Karel Roden Nacionalidad: EE.UU. 2009 Duración: 123 minutos ESTRENO: octubre 2009

Mientras que asistimos a un relevo generacional en el cine español entre los supervivientes del cine de drama rural y memoria histórica y los nuevos autores del cine de no ficción, no conmoción e historias inmóviles y casi mudas ninguneados por la Academia, ajenos a la ayuda institucional y sin apoyos de las diferentes corrientes críticas, un pequeño grupo de francotiradores se abre hueco haciendo cine en el mismo corazón de las tinieblas de Hollywood. La casualidad ha querido que, en esta misma semana, coincidan dos solventes pruebas, la que ahora nos ocupa, La huérfana, de Jaume Collet-Serra, y la notable y sólida ópera prima de los hermanos Pastor, Infectados, de quienes hablaremos la semana próxima.
La huérfana, inquietante y perverso filme con “niña” psicótica en su interior y con una malsana atmósfera a su alrededor, ha triunfado en EE.UU. Su director, el catalán Jaume Collet-Serra, ha llevado al cine a más público que el 90 por ciento de los cineastas españoles. Se trata de un dato que no califica las cualidades del filme, pero que ilustra la estrategia que Jaume Collet-Serra ha impuesto en una explosiva combinación que riega su cine querencialmente mainstream con agua venenosa.
Quienes disfrutaron o sufrieron con La casa de cera, saben de la amarga química que Collet-Serra aplica, de esa inclinación por adentrarse en las sombras más tenebrosas y horripilantes, de su refinado gusto por el detalle vil, por la crueldad dolorosa, por el gesto ignominioso que sacude todo, que todo lo ensucia. En La huérfana, filme cuyo secreto descansa en un artificio desarmante, Jaume Collet-Serra no se limita al sobresalto, al susto y a la casquería de feria. Por supuesto, como empleado de Joel Silver, su libertad de perversión está limitada, pero como el autor inteligente que es, burla las convenciones regladas. Aunque yanqui, La huérfana no puede ocultar esa mano europea, y por lo tanto milenaria, que mueve sus cuerdas. A diferencia del cine scream, del terror teenager y del horror japonés, aquí hay deleite en la maldad, ilustración de las sombras de las sombras y avistamiento de un autor que si maniatado se muestra tan capaz de horrorizar, da miedo pensar qué ocurrirá el día que haga esa gran película que le salga del alma.
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