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Chico especial busca chica única
Título Original: YO, TAMBIÉN Dirección y guión: Álvaro Pastor y Antonio Naharro Interpretes: Lola Dueñas, Pablo Pineda, Isabel García Lorca, Pedro Álvarez Ossorio, Antonio Naharro y María Bravo Nacionalidad: España. 2009 Duración: 103 minutos ESTRENO: Octubre 2009
Hay dos niveles de inmersión en este filme. Dos caminos diferentes que desembocan en reacciones enfrentadas. De una manera Yo, también puede vivirse desde el buenismo de escaparate con una sonrisa meliflua que siente engrandecer el corazón al homologar en la normalidad a aquellos ciudadanos cuyas circunstancias no le facilitan el anonimato de ser igual entre iguales. En ese caso, la historia del joven con síndrome de Down protagonista de Yo, también, atrapa, emociona, enternece. Y eso ocurre porque encierra una bella moraleja: la de legitimar el cumplimiento de un sueño. Y además, conmociona porque viene servida no por un hombre que representa un personaje sino por un personaje que se reinventa a sí mismo en cuanto hombre, en un ejercicio que arroja a la cámara lo que también dice cara a cara.
Como hay verdad en Pablo Pineda, como hay noticia de sus propias dolencias y como su sonrisa desarma al más circunspecto, Yo, también se presenta como una aleccionadora historia de amor capaz de sostenerse en pie en medio de un barrizal. Al filme de Álvaro Pastor y Antonio Naharro le sobran personajes, digresiones, subvenciones y servidumbres administrativas. Ellas reducen el cine que siembran sus autores a mera ilustración que, a falta de altos vuelos, se sujeta en la réplica de Lola Dueñas, una actriz de verdad que da vida a un personaje de carne y hueso, aunque en el guión sólo existe una mujer enfadada como la de Princesas, como las de Volver,… ¿Por qué en el cine español hay tantas mujeres violentadas y/o violadas por sus padres? Para quienes no se inquietan por la verdad de estas cuestiones, Yo, también les resultará recomendable e incluso reconfortante.
Como hay verdad en Pablo Pineda, como hay noticia de sus propias dolencias y como su sonrisa desarma al más circunspecto, Yo, también se presenta como una aleccionadora historia de amor capaz de sostenerse en pie en medio de un barrizal. Al filme de Álvaro Pastor y Antonio Naharro le sobran personajes, digresiones, subvenciones y servidumbres administrativas. Ellas reducen el cine que siembran sus autores a mera ilustración que, a falta de altos vuelos, se sujeta en la réplica de Lola Dueñas, una actriz de verdad que da vida a un personaje de carne y hueso, aunque en el guión sólo existe una mujer enfadada como la de Princesas, como las de Volver,… ¿Por qué en el cine español hay tantas mujeres violentadas y/o violadas por sus padres? Para quienes no se inquietan por la verdad de estas cuestiones, Yo, también les resultará recomendable e incluso reconfortante.
Ahora bien, hay una mirada más afilada, una reflexión más herida que es la de quienes saben algo de lo que significa ese síndrome de Down o no están para ejercicios blandos. Para ellos, en ese paisaje de batalla que siembra desgarros y cercena posibilidades, Pablo Pineda surge como un fenómeno singular, un ser inaudito, el príncipe de los síndromes de Down. Por eso su relato sabe a cuento de hadas. Y por eso, para quienes buscan lo real en el cine, Yo, también se percibirá como un discutible filme que juega con fuego y se chamusca.