Si no fuera porque estamos en un tiempo en el que la mascarilla sanitaria se ha impuesto como una obligación global, el centenario de “El chico” hubiera sido un suelto periodístico, un suspiro cinéfilo de leve relevancia y densa nostalgia.
Ante la actual situación de zozobra e incertidumbre, cuando resulta poco sensato prever cualquier actividad a más de dos o tres semanas vista porque no cesan de sonar las llamadas al confinamiento o nos estremecen sacudidas polares que no se habían vivido desde hacía más de medio siglo, conmueve recibir una iniciativa como la promovida por una distribuidora española de vocación independiente y actitud de riesgo.