Hace cuatro años, Paul Schrader, leyenda viviente del arte cinematográfico, vivió su Waterloo particular cuando su filme “Caza al terrorista” sufrió un calvario. Los productores lo deshicieron para remontarlo a su antojo. Se cambió la banda sonora, se distorsionó el guión original, se modificó el sentido y Schrader, ya bastante castigado a lo largo de su vida por estas miserias del poder económico, sintió que el crédito se le había terminado.

Un paso a dos con testigo al fondo. Un pulso entre dos mujeres con la figura de un escritor-objeto como sujeto pasivo de deseo. Ambas tienen hijos. Ambas arrastran un pasado negro en un duelo que parece desigual, pero del que no queda claro, hasta el último segundo, quién es la víctima y quien moverá el hacha del verdugo.

El ciervo que da sentido al título del primer largometraje de ficción de Koldo Almandoz carece de vida. Su cabeza disecada preside un pasado oscuro y su presencia vigilante evidencia una herida infectada. Como propuesta fílmica, algo en Oraina se contradice permanentemente. ¿Por qué se ancla tanto en el pasado, cuando aspira a vivir en el aquí y en el ahora?

En país que siempre busca tapar las miserias y echar la culpa al otro, era necesario, a la hora de acometer un filme como “El reino”, evitar tropiezos con la realidad. No se ha hecho mucho cine de ese que califican de político, pero los pocos que se han atrevido: “Lobo”, “El hombre de las mil caras”, “B de Bárcenas”,… cito tres de muy diferente calidad e interés, se tuvieron que rozar hasta mancharse con la servidumbre de “lo real”.

Planificada con tacto extremo y con un evidente compromiso por lo que narra, “Girl” relata la pasión y sacrificio de una adolescente que nació con la genitalidad equivocada. Tiene cuerpo de chico pero se siente, se mueve, se sabe chica. Va a cumplir 16 años, sus hormonas se encuentran en ebullición y su cabeza es un torbellino.