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Viaje sin ningún futuro
Título Original: FIN Dirección: Jorge Torregrossa Guión: Jorge Guerricaechevarría y Sergio G. Sánchez según la novela de David Monteagudo Intérpretes: Daniel Grao, Clara Lago, Maribel Verdú, Blanca Romero, Carmen Ruiz y Miquel Fernández Nacionalidad: España. 2012 Duración: 90 minutos ESTRENO: Noviembre 2012
Dentro de unos años, cuando se analice la realidad del cine español del comienzo de esta década, emergerá una evidencia que ahora puede pasar inadvertida en medio del rápido trasiego de los estrenos de la cartelera. En los años 50, la comedia social, disfrazada de risa para poder colocar de contrabando la denuncia política, determinó una manera de revivir y concebir el cine español. En los años actuales, la fantasía y la ciencia ficción aparecen como el oasis en el que se refugian los directores más talentosos en un tiempo de incertidumbre y penumbra; un oasis sin mugas para escapar de ese cine anclado en la servidumbre de la sal gruesa, la boina rancia y/o el sermón social.
En algún modo, Fin se adentra en esa cornisa en la que cuelgan algunas de las mejores aportaciones del cine español contemporáneo, empeñado en que se note mucho más lo contemporáneo que lo español. En consecuencia su argumento no puede ocultar que es hijo de su tiempo. Un tiempo que ya no es de arrepentimiento, como recitaba la voz del propio Buñuel en La Vía Láctea. Entre otras cosas porque pertenece al instante de la distopía y la fábula apocalíptica. A un final que le hace coincidir con obras tan diferentes como Melancolía de Lars von Trier o The Turin´s Horse de Bèla Tarr. Y ese co-incidir con autores tan relevantes se (re)vuelve y castiga la humildad y timidez de un filme que posee mejores intenciones que logros y valías.
Fin parte de un reencuentro de viejos amigos que, tras veinte años sin verse, acuden a la llamada de la amistad. El pasado les (re)une en un espacio conocido donde, además de afectos, laten inevitables sombras y heridas. Entre los asistentes se cuelan nuevas presencias que desconocen las zonas tenebrosas del pasado. Con ese despegue, lo que parece encaminarse hacia un ajuste de cuentas con el ayer, se revuelve y se disuelve en una huid hacia ninguna parte ante un futuro que agoniza. Torregrossa, que debuta en el largometraje tras velar armas como cortometrajista, se aplica con sentido común en un territorio sobre el que también recaen los estilemas de M. Night Shyamalan y los trucos televisivos tipo Héroes. Demasiados tropiezos para un filme que trata de ser industria sin medios y reclama autoría sin ofrecer singularidad.