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Hollywood, Francia
Título Original: LOCKOUT Dirección: James Mather y Stephen St. Leger Guión: James Mather, Stephen St. Leger y Luc Besson Intérpretes: Guy Pearce, Maggie Grace, Peter Stormare, Joseph Gilgun, Vincent Regan y Lennie James Nacionalidad: Francia. 2012 Duración: 95 minutos ESTRENO: Junio 2012
La bendición de Luc Besson signa esta película construida con el modelo que el productor y cineasta francés ha forjado para competir en el campo de batalla del mainstream del cine de Hollywood. Besson, autor de títulos tan dispares como Léon (1994), El quinto elemento (1997), Juana de Arco (1999), Arthur y los Minimoys (2006) y Adele y el misterio de la Momia (2010); aparece como un todoterreno de la contemporaneidad francesa al que no le importa demasiado correr riesgos, cambiar de registros y mancharse las manos con un cine alimenticio que arroja sospechas sobre la consistencia de sus obras más personales.
Difícil de percibir el cauce por el que se mueve Besson y su cine, hay algunos rastros que, pese a su iconoclasia y aparente dispersidad, lo anclan al cine de aventuras. La ciencia ficción marcó su origen y la ciencia ficción ha arropado sus obras más aplaudidas. Y dentro de ella, el cine de acción con toques exóticos y predominio de la violencia, una especie de neonoir trufado por el protagonismo de la mujer en justa correspondencia al siglo XXI.
Aquí, Besson suministró la idea de partida, una sinopsis argumental cuyos fundamentos son fácilmente reconocibles para cualquier mirada iniciada. Con su apoyo debutan en la dirección de largometrajes dos irlandeses, James Mather y Stephen St. Leger que evidencian oficio y ritmo pero de quienes no cabe percibir ningún gesto de autoría.
Ambientada en un futuro distópico, una especie de Celda 211 espacial que recuerda el Alien 3 dirigido por David Fincher, MS1 cultiva un argumento hiperbólico al convertir a la hija del presidente de los EE.UU. en la presa de caza de un grupo de delincuentes extremos, aprovechando su visita a un centro de reclusión de extrema seguridad. Lógicamente, la seguridad es menor de la imaginada y será un ex-agente condenado el encargado de velar por su integridad. Ahí los cineastas ponen el acento en el juego entre sus dos principales protagonistas introduciendo un romance de gimnasio en una historia que permanece fiel a las reglas del género. Pura insustancialidad que, por eso mismo, nada envidia al 99% de la producción análoga que desde EE.UU. se factura. Eso sí, gracias a Besson, made in France, fabricada en Europa.
Difícil de percibir el cauce por el que se mueve Besson y su cine, hay algunos rastros que, pese a su iconoclasia y aparente dispersidad, lo anclan al cine de aventuras. La ciencia ficción marcó su origen y la ciencia ficción ha arropado sus obras más aplaudidas. Y dentro de ella, el cine de acción con toques exóticos y predominio de la violencia, una especie de neonoir trufado por el protagonismo de la mujer en justa correspondencia al siglo XXI.
Aquí, Besson suministró la idea de partida, una sinopsis argumental cuyos fundamentos son fácilmente reconocibles para cualquier mirada iniciada. Con su apoyo debutan en la dirección de largometrajes dos irlandeses, James Mather y Stephen St. Leger que evidencian oficio y ritmo pero de quienes no cabe percibir ningún gesto de autoría.
Ambientada en un futuro distópico, una especie de Celda 211 espacial que recuerda el Alien 3 dirigido por David Fincher, MS1 cultiva un argumento hiperbólico al convertir a la hija del presidente de los EE.UU. en la presa de caza de un grupo de delincuentes extremos, aprovechando su visita a un centro de reclusión de extrema seguridad. Lógicamente, la seguridad es menor de la imaginada y será un ex-agente condenado el encargado de velar por su integridad. Ahí los cineastas ponen el acento en el juego entre sus dos principales protagonistas introduciendo un romance de gimnasio en una historia que permanece fiel a las reglas del género. Pura insustancialidad que, por eso mismo, nada envidia al 99% de la producción análoga que desde EE.UU. se factura. Eso sí, gracias a Besson, made in France, fabricada en Europa.