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Cáncer a ritmo de rap navideño
Dirección y guión: Paco Arango Intérpretes: Diego Peretti , Aitana Sánchez-Gijón, Goya Toledo, Andoni Hernández San José, Rosa María Sardà, Amparo Baró, Mariví Bilbao y Enrique Villén Nacionalidad: España. 2011 Duración: 115 minutos ESTRENO: Diciembre 2011
Está escrito que cuando se utiliza el cine como pretexto con el que denunciar, divulgar o ennunciar una problemática social, sea ésta más o menos oportuna, por ejemplo cine y derechos humanos, cine y feminismo, cine y gastronomía, cine y lo que sea, puede que esa película crezca sobre un poderoso alegato de “lo que sea”, pero muy probablemente habrá pagado un alto precio: tendrá muy poco cine en sus entrañas. Dicho de otro modo, en esos casos siempre pierde el cine. Eso acontece con Maktub, una sobredosis de ternura mal entendida para ¿concienciar? sobre el cáncer infantil
Paco Arango, director y guionista de Maktub ha enrolado en su nave benéfica -de la que se anuncia que sus ganancias irán destinadas a luchar contra el cáncer-, un plantel de legionarios venidos de todas partes. Esa selección “internacional”, (Peretti, Sánchez Gijón, Toledo, Sardá,…) entrenada para humedecer el lacrimal, desarrolla una cascada de marrullerías sentimentales.
Si se aplica a Paco Arango la misma piedad que él despliega para (mal)tratar a esos payasos que acuden a los hospitales para entretener a los niños, se llega a la conclusión de que Arango arremete con furia porque intuye que su película no es mejor que lo que ese payaso representa: cháchara patética. Por otro lado, la culpa del mal rollo que a veces desprende su principal personaje no es del actor, los niños dependen para su interpretación de la mirada del director. La de Arango sufre de estrabismo mesiánico, lo que obliga a su joven protagonista a dar lecciones morales sin ton ni son ungido por la legitimación que le da esa enfermedad que lo carcome por dentro. Arango cree que porque el chaval desafine a ritmo de rap y afronte la posibilidad de la muerte con insufrible insolencia, ha construido un personaje lleno de dignidad. No es así. Superficial, reaccionaria, larga y casi obscena por lo que tiene de recreación en el dolor, Maktub no puede ser justificada por su voluntad de ¿luchar? contra el cáncer. Arango, con ese pretexto y con la Navidad como música de fondo, levanta un belén cursi y zafio que parece pensado para brillar en el aquí y ahora de este país en crísis. ¿Económica? No. Más grave. Crisis de inteligencia y sensibilidad.
Paco Arango, director y guionista de Maktub ha enrolado en su nave benéfica -de la que se anuncia que sus ganancias irán destinadas a luchar contra el cáncer-, un plantel de legionarios venidos de todas partes. Esa selección “internacional”, (Peretti, Sánchez Gijón, Toledo, Sardá,…) entrenada para humedecer el lacrimal, desarrolla una cascada de marrullerías sentimentales.
Si se aplica a Paco Arango la misma piedad que él despliega para (mal)tratar a esos payasos que acuden a los hospitales para entretener a los niños, se llega a la conclusión de que Arango arremete con furia porque intuye que su película no es mejor que lo que ese payaso representa: cháchara patética. Por otro lado, la culpa del mal rollo que a veces desprende su principal personaje no es del actor, los niños dependen para su interpretación de la mirada del director. La de Arango sufre de estrabismo mesiánico, lo que obliga a su joven protagonista a dar lecciones morales sin ton ni son ungido por la legitimación que le da esa enfermedad que lo carcome por dentro. Arango cree que porque el chaval desafine a ritmo de rap y afronte la posibilidad de la muerte con insufrible insolencia, ha construido un personaje lleno de dignidad. No es así. Superficial, reaccionaria, larga y casi obscena por lo que tiene de recreación en el dolor, Maktub no puede ser justificada por su voluntad de ¿luchar? contra el cáncer. Arango, con ese pretexto y con la Navidad como música de fondo, levanta un belén cursi y zafio que parece pensado para brillar en el aquí y ahora de este país en crísis. ¿Económica? No. Más grave. Crisis de inteligencia y sensibilidad.