La gamberra de Hollywood
Título Original: BAD TEACHER Dirección: Jake Kasdan Guion: Gene Stupnitsky y Lee Eisenberg Intérpretes: Cameron Diaz, Justin Timberlake, Lucy Punch, John Michael Higgins, Jason Segel y Phyllis Smith Nacionalidad: EE.UU. 2011 Duración: 101 minutos ESTRENO: Julio 2011

Al finalizar Bad Teacher, cuando en un encadenado de elipsis, Jake Kasdan resume el giro redentor que toma la vida de su protagonista encarnada por Cameron Diaz, se impone una sensación de estupor. ¿Qué cuenta en realidad este filme? Probablemente nada, o casi nada, pero en ese vacío sin coartada hay algunos guiños nada inocentes. Todos ellos, hay que señalarlo, se posan y reposan en la misma persona, en Cameron Diaz, la única actriz del estrellato norteamericano capaz de estrellarse y reirse de ello.
Dirigida por un oscuro y eficaz director de comedias, Jake Kasdan, Bad Teacher impone un obviedad: la que aquí lleva las riendas es la actriz. Una profesional que se encuentra en un momento de su vida en el que la edad impone reinventarse un espacio diferente en una industria vendida a la belleza neumática y el muslo macizo. No por casualidad, en un breve inserto, Kasdan permite vislumbrar un anclaje imposible entre la profesora que Michelle Pfeiffer interpretó en Mentes peligrosas y la que aquí asume Cameron Diaz. Un paralelismo perverso que remite no ya a lo que ambas interpretan sino a los personajes creados a partir de lo que proyectan, a partir de lo que son.
En Bad Teacher, Cameron Diaz se muestra y se luce sin red que disimule su edad; sin artificios que escondan lo que por otra parte (se) quiere evidenciar. Su personaje es una atractiva y ambiciosa mujer que empieza a percibir el agridulce sabor de percibir que la juventud se ha perdido. En el fondo, Cameron Diaz compone un rol que hasta hace poco era exclusivamente masculino. Una vuelta de tuerca interesante aunque su personaje, una juerguista empedernida, una vaga amiga de la botella y el placer, evidencie más belleza que talento. Forzada por las circunstancias, su actitud como profesora ocasional, un desastre absoluto que pasa de la enseñanza y sus reglas, deviene en pura caricatura de trazo grueso y navajazo profundo. Cameron se ríe del sexsymbol que representa, de las convenciones académicas, de la corrección política y también de tanto filme de profesor redentor y alumnos agradecidos. Lo suyo es escarnio, divertimento y gamberrismo, sólo eso, gamberrismo.
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