Autoinmolación femenina Título Original: EAT, PRAY, LOVE Dirección: Ryan Murphy Guión: Ryan Murphy y Jennifer Salt; basado en el libro de Elizabeth Gilbert Intérpretes: Julia Roberts, James Franco, Richard Jenkins, Viola Davis, Billy Crudup y Javier Bardem Nacionalidad: EE.UU. 2010 Duración: 107 minutos ESTRENO: Octubre 2010

Convertida en un fenómeno mundial, Come, reza, ama debe ser entendida como el más largo anuncio publicitario de la década. ¿Qué vende, que anuncia? Estulticia, inanidad, tópico tras tópico y una vuelta al mundo, literal, que consiste en salir de EE.UU. para saborear la gastronomía italiana, en vivir la mística india en una burbuja pseudohippy y en volver a emparejarse, tal y como impone la biología, en Bali, en medio de postal-playas y bebidas exóticas made in Coca Cola. Por desgracia no hace falta remontarse muy lejos para encontrar las mismas fuentes germinales de este proceder. Hollywood lleva años produciendo la nada mejor que nadie. Cualquiera podría recitar una larga lista de esas “nadas” en la que se confunden títulos, argumentos, chistes y bodas.
Boda es la palabra clave que define lo mejor del talento de Julia Roberts. Ella es la novia perfecta. Da igual que sus personajes se queden sin desposar, se ganen la vida como meretrices o empapelen a empresas contaminantes sin más preparación legal que saber grapar hojas sin pincharse un dedo. Julia es la sonrisa trampa, la nuera perfecta, la actriz más cotizada del mundo, aunque casi ninguna de sus películas haya sido buena.
Al contrario. Su mejor virtud consiste en ennoblecer lo intrascendente. En dar gato por liebre. En hacer perdonar lo imperdonable. Podría conseguir que la comida de MacDonnalds figurase en la guía Michelin. Ese es su talento. Con él ha logrado que medio mundo acuda a ver Come, reza, ama. Peor aún, consigue que, aún a sabiendas de que aquí no hay ni rastro de buen cine, ni un mal gesto de dignidad narrativa, la mayor parte de ese público vencido y convencido, juzgue benevolentemente lo que en otros casos se clasificaría como basura.
Ryan Murphy, un hombre sin nombre, dirige este recital de, por y para Julia. A su lado, como moscones sin brújula, Richard Jeckins, James Franco, Billy Crudup y Javier Bardem revolotean. ¿El más estratosférico?: un Bardem brasileño de sonrisa lasciva y mirada de pegamento. Con ser y estar mal no es el responsable de esta pesadilla. El origen, (no) hay que olvidarlo es un mal llamado “libro de culto” de Elizabeth Gilbert, el último gruñido de la todavía peor llamada “autoafirmación femenina”.
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