A Sevilla hemos de ir… Título Original: KNIGHT AND DAY Dirección: James Mangold Guión: Patrick O’Neill Intérpretes: Tom Cruise, Cameron Diaz, Peter Sarsgaard, Maggie Grace, Paul Dano, Marc Blucas, Viola Davis y Jordi Mollà Nacionalidad: Reino Unido. 2010 Duración: 109 minutos ESTRENO: Julio 2010

El modelo a carcomer no es malo: el caso Bourne. Las armas, tampoco: acción, ironía, autoparodia y desenfado. Aquí no hay pretensiones. De haberse dado alguna, estaríamos hablando de una película muy divertida. Noche y día, zafia traducción al juego lingüístico original de Knight and Day, posee dos termitas en estado de devoro. Una es Tom Cruise, un actor con mala prensa y peor suerte, al que Kubrick, Spielberg, Mann, Coppola, Scorsese, Paul Thomas Anderson, Stone, De Palma y Jordan han dirigido con excelentes resultados. La otra se llama Cameron Diaz, una payasa genial con sangre india y melena rubia que no duda en jugársela artísticamente cada vez que puede. Sería fácil desmontar la película por su comercialidad facilona. Pero esas dos termitas citadas, Tom Cruise y Cameron Diaz, consiguen a golpe de profesionalidad sostener lo insostenible. Entre otras cosas, un delirante encierro sanferminero en Sevilla con toros “dinosaúricos” y motos voladoras.
Tanto despropósito da igual. Se trata de parodiar el cine de acción del comienzo del siglo XXI. Ese del que el propio Cruise ha bebido para regar su cuenta corriente. Para ello, y en consonancia con los nuevos ritmos, todo en Noche y día se sucede de manera anfetamínica. Mangold, su director, echa mano de dos épicas cinematográficamente muy rentables. Una descansa en el thriller y la sangre, en el mundo de los espías, en las tramas oscuras y los villanos descomunales. La otra se sirve de la comedia y escenifica la guerra de sexos. Los referentes que aquí resuenan son infinitos pero el resultado roza personalidad y entona una música propia. Más que nada por la pólvora de una Cameron Diaz que se hace mayor pero que no teme abandonarse a la gamberra que lleva dentro. La de Algo pasa con Mary y Very Bad Things. Y también por el oficio de un Cruise que aquí comienza un camino que Rock Hudson convirtió en autopista. Por otro lado, rasgarse las vestiduras por el escaso rigor territorial que Noche y día muestra está tan fuera de lugar como buscar algún sentido razonable y/o racional a los encierros sanfermineros. Podía haber sido el Mentiras arriesgadas de esta década, no lo es pero James Mangold, cineasta de una estimable solvencia, lo intenta y… casi lo logra.
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