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Unidas por la maldad
Título Original: SORORITY ROW Dirección: Stewart Hendler Guión: Josh Stolberg y Peter Goldfinger; basado en la película “Siete mujeres atrapadas” Intérpretes: Rumer Willis, Briana Evigan, Jamie Chung, Julian Morris, Leah Pipes, Audrina Patridge y Carrie Fisher Nacionalidad: USA. 2009 Duración: 101 minutos ESTRENO: Diciembre 2009
En apenas unos minutos le es dado al espectador de Hermandad de sangre percibir “todo” lo que le aguarda. Una broma macabra, un accidente, un ataque de pánico y la tragedia relampaguea al mismo tiempo que la conciencia reclama aliviar la culpabilidad. Cierto es que ese “todo” es simple, directo, una cuenta atrás que hace relato de la vieja canción de los diez perritos. O sea, hay que relajarse ante la tormenta que se avecina y esperar que la negra mano del destino elimine a las víctimas/culpables, despejando incógnitas sobre quién asesina. Nada nuevo en la propuesta de cine de terror y acné que no sea el viejo juego detectivesco del whodoit?, un mecanismo de suspense y misterio que hizo célebre a Agatha Christie, a quien muchos copian pero pocos reconocen.
Pero decíamos que la conciencia es la dinamo que imprime movimiento a este filme. Una conciencia inquieta por la culpa y perturbada por lo inesperado. Resulta paradójico pensar en la mala prensa que convoca el cine de terror cuando es en sus orillas donde se acumula la mayor dosis de preocupación moral del cine contemporáneo. Si la luz del amanecer parece más fuerte cuando se han conocido los crepúsculos más negros, en Hermandad de sangre sus protagonistas, un grupo de chicas top sacadas de un pase de modelos, rezuman perversidad y mala leche para redimir lo irredimible.
De hecho Stewart Hendler sublima por la malignidad la tontería pija de un grupo de universitarias llamadas a ser las respetables madres del futuro inmediato. Basado en un viejo filme convenientemente rehabilitado, hay significativos cambios en el guión; la estética de calendario de camionero del filme de 1983 se barniza aquí con más elegancia aunque con idéntica querencia por un erotismo de adolescencia incurable. Las chicas hermanadas por la sangre son malas, traicioneras, despiadadas como arpías, atractivas como esfinges. Y en medio de tanta exaltación corporal, la princesa Leia (Carrie Fisher) por edad (y vocación) relegada a tareas regentes, compone un papel activo capaz de amedrentar al mismísimo Harrison Ford. Parodia, sangre y sexo (aunque suave e insinuado) para estudiantes buenos y malos. Y es que, para entender esto no hace falta estudiar.