Fe, esperanza y ¿claridad?


Título Original: THE X-FILES: I WANT TO BELIEVE Dirección: Chris Carter Guión: Frank Spotnitz y Chris Carter Intérpretes: David Duchovny, Gillian Anderson, Amanda Peet, Billy Connolly y Alvin ‘Xzibit’ Joiner Nacionalidad: EE.UU. 2008 Duración: 106 minutos ESTRENO: Agosto 2008
Antes de que la HBO decidiera constituirse en el refugio del mejor cine posible en el comienzo del siglo XXI, hubo algunas series de televisión que ejercieron un papel profético. La más grande fue sin duda la de David Lynch, pero Lynch ya era Lynch antes de crear Twin Peaks. La otra serie grande entre las grandes, fue The X-Files y su hacedor era un californiano de Bellflower llamado Chris Carter. Expediente X aguantó nueve temporadas, nueve cursos en los que Mulder y Scully congelaban el tiempo y provocaban que millones de espectadores dejasen todo para engancharse al televisor. En síntesis simple, eran el hombre y la mujer, la razón y la fe, la intuición y la deducción, el valor y el temple, la resistencia y lo efímero… eran duelo de géneros y encaje de asimetrías que cerraban un círculo atravesado por el suspense, la contención y el misterio.
Ese maridaje perfecto se vino abajo con la deserción del protagonista masculino David Duchovny, de manera que, sin su contrapunto, la serie perdió su razón de ser y nunca llegó al décimo aniversario. Ahora, seis años después, Carter, autor, director y productor de buena parte de lo que fue Expediente X, recupera a sus dos principales personajes. Ambos han cambiado aunque menos de lo que ambos creen. Quien no modifica prácticamente nada de lo que ya había formulado a lo largo de esos nueve años es Chris Carter. Eso hace que, con riguroso respeto cronológico, este “Quiero creer”,aquí traducido como “Creer es la clave”, retome las cosas allí donde se habían dejado. Y en efecto, con precisión de consumado sofista teológico, Carter insiste, lejos de la trama alienígena que tantas horas gloriosas dio a Expediente X, en que la fe es la cuestión. Pero sabido es que la fe no descansa en la voluntad y en este filme, un doble capítulo con movimientos de cámara más solemnes y con más extras de por medio, Carter desciende y explora en el núcleo de la culpa y la redención. Asuntos muy teológicos que acarician por un instante no el milagro de la fe, sino la esperanza de la resurrección. Pero para resucitar Expediente X, haría falta algo más que el cura pederasta consumido por su atroz pasado, santo y seña de este filme correcto; sólo correcto.
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