En el origen de “La hija de un ladrón”subyace una circunstancia determinante, la vinculación que en la vida real tienen sus dos protagonistas: Eduard Fernández y Greta Fernández. Él es el ladrón del título; ella, su hija. Padre e hija en un filme encumbrado sobre una relación de espinas y mentiras.

Benito Zambrano no es hombre de paños calientes ni de componendas políticas. Retrata a sus criaturas con colores vivos y brochazos gruesos. Se hizo cineasta en Cuba y cuando regresó a su Andalucía natal con el título bajo el brazo, filmó su primera película con la mirada puesta en lo inmediato.

Paco Cabezas viene de Hollywood, bueno de los EE.UU., del mundo de la televisión donde se ha curtido en decenas de capitulos de series. Maneja estructuras profesionales de alto tonelaje y vocación mainstream y en esta incursión en su tierra natal, Sevilla, ha rodado un thriller a la americana.
Desde el arranque todo reclama el vitalismo de cierto cine escapista de coche y tiroteo.