Lo primero en aparecer en “Sintiéndolo mucho”, es el humo. ¿Sagrado? Por el humo se sabe dónde está el incendio, en el humo habita el misterio y vendedores de humo proliferan en este mundo de “fake news” y famosos por un día.
La columna vertebral que sostiene este ensayo documental hijo de lo híbrido, es un monólogo teatral escrito por Noelia Adánez y Anna R. Costa, coguionistas a su vez del filme de Calvo Buttini. Es curioso.
Lo señala el director, Brett Morgen, desde el mismísimo título: “Ensoñación lunar”. De eso, de una fantasía inaprensible y espectral, de un alienígena de mil máscaras sin ningún rostro real es de lo que trata este documental tan fascinado por la persona que refleja, como obnubilado por el personaje que desde su interior nos habla sin cesar.
El origen, al decir de Sara Dosa, de su filme de fuego y amor, surgió durante el rodaje de un trabajo anterior: “The Seer and the Unseen” (2019); “un documental de realismo mágico sobre una mujer islandesa capaz de hablar con los espíritus”.
Desde su fallecimiento, el 21 de noviembre de 2007, la imagen de Fernando Fernán Gómez, lejos de caer en el olvido, se ha agigantado. Hoy es carne de leyenda y sus compañeros, los que alguna vez coincidieron con él en algún trabajo, no cesan de invocarlo e incluso de imitarlo en cuanto se presenta la ocasión.
La primera vez…, ¡ay la primera vez!, en aquella cita iniciática que tuvimos para una entrevista, Evaristo todavía no se había dejado cresta. Desembarcaron en Pamplona provenientes de Agurain (entonces Salvatierra de Álava). Vinieron en tren.
José Miguel Etxeberria Álvarez, Naparra, era miembro de los Comandos Autónomos Anticapitalistas y vivía en la muga francesa en los oscuros días de plomo, silencio y sangre. Hace cuarenta años desapareció sin que nadie supiera o quisiera dar noticia sobre su paradero.
Jonás Trueba ha querido distanciarse de sus raíces desde su nacimiento. Nada en su trabajo quiere evocar el hacer de los Trueba que le han precedido. Mejor para él,aunque no siempre lo consigue. Pero aunque solo fuera por ello, por intentarlo, habría que reconocerle a Jonás Trueba un evidente mérito.
Cuando se escuchan los últimos compases de la banda sonora y se cierra este álbum de recuerdos familiares, una inevitable sensación de melancolía serena se impone. “La metamorfosis de los pájaros” late con pulso portugués.
El 24 de julio de 1982 me enfrenté a mi peor entrevista. Faltaban cuatro horas para el concierto de Nina Simone en Pamplona. Ella era un mito y yo acaba de cumplir mi primer trimestre como profesional del periodismo.