El esperado “Duelo al sol” entre “La sociedad de la nieve” y “20.000 especies de abejas” acabó convertido en un “Solo ante el peligro” donde se impuso la lógica del capital. En una edición plana, políticamente correcta, más sosa que aburrida y solo mejorada por algunas apariciones estelares como la de Sigourney Weaver, cuya traducción fue penosa, o como el discurso de Pepe Sacristán en honor de Juan Mariné, 103 años de cine le contemplan; Netflix se paseó invicta ante el aplauso casi unánime de las personas acreditadas como los “académicos” del cine español.
Ambientada en el primer tercio del siglo XVIII, cuando el absolutismo de las coronas europeas no conocía más límite que el de la decadencia y la podredumbre de la corte que custodiaba al monarca, «La tierra prometida» ahonda en la resbaladiza complejidad de eso que conocemos como la cuestión humana.
Como en «La clase» («Entre les murs») de Laurent Cantet, la protagonista de «Sala de profesores» inesperadamente se encuentra aprisionada «entre los muros» del centro escolar en el que imparte clases de matemáticas y gimnasia.
A estas alturas, cuando uno descubre el nombre de Matthew Vaughn al frente de un proyecto fílmico, ya sabe a qué se enfrenta. Autor de títulos tan transparentes y poco ambiguos como «Kick-Ass» (2010), «X-Men: primera generación» (2011) y «Kingsman: servicio secreto» (2014), este director londinense nacido al comienzo de los años 70, se mueve con agilidad e ingenio dentro de ese cine con vocación mainstream que mezcla acción con humor, caricatura ácida con aventura destroyer, sabedor de que no debe perder de vista al gran público.
Yorgos Lanthimos (Atenas, 1973) sorprendió a medio mundo con «Canino» (2009). Se había forjado en su Grecia natal, pero conocía bien el cine europeo y la escena teatral alemana. Todavía no había amanecido como cineasta, ni cabía sospechar que sería uno de los referentes del siglo XXI, cuando era evidente que militaba en el terreno surrealista cultivado por Luis Buñuel hace un siglo.
Little Richard (Richard Wayne Penniman), nació en 1932, tiempo de depresión, racismo y hambre en EE.UU. Murió 87 años después y, aunque nunca se le reconoció como el rey del rock and roll -la corona se la colocaron a Elvis-, su influjo en la escena norteamericana duró casi siete décadas.
La segunda parte de esta incursión en la novela de Alejandro Dumas se rodó al mismo tiempo que la primera. Por el mismo equipo, con los mismos guionistas y bajo la batuta de Martin Bourboulon.
El título aparece sin mayor dilación con las letras difuminadas en su parte superior. Conforme la oscuridad, en un fundido a negro de cadencia lenta, se impone, a medida que mengua la iluminación percibimos con más claridad las letras.
El Nuevo Cine Alemán (Neuer Deutscher Film), surgido en los años 60, fulgurante en los 70 y posteriormente dispers(ad)o a partir de los 80, fue mayoritariamente cosa de hombres.
Un recorrido ligero por el universo de Marija Kavtaradze (Unión Soviética, 1991) arroja algunas luces necesarias para poder ubicar por dónde transita esta joven directora lituana.