Cuando empezó a gestarse “Tori y Lokita” habían pasado 25 años del estreno de “La promesa”. Entre ambos se extiende, metafóricamente, un puente de extraordinarios textos y fiel a un ideario de prístina coherencia; aquella que aboga por el respeto de los derechos humanos.

Golpes Bajos, el grupo donde Germán Coppini deconstruía la rabia física del punk con la locura química de la movida, supo proyectar algunos de los más inquietantes y emblemáticos textos líricos de los 80. Coppini cantó y lamentó la penumbra de la Edad de Oro del pop-rock español que se ahogó en la prosperidad de una riqueza sobrevenida a cambio de vender el alma.

Paso a paso, película a película, el prestigio de David O. Russell palidece sin que las dudas que provoca su universo mermen su capacidad de trabajar con intérpretes de lujo ni frenen su tendencia a la estridencia. Autor de “Tres reyes” (1999), “Extrañas coincidencias” (2004), “The Fighter” (2010), “La gran estafa americana” (2014) y “Joy” (2015); habían pasado siete años desde su último proyecto.

Más de mil episodios le preceden, compilados en un centenar largo de volúmenes manga que empezaron a editarse en 1997. Sus ventas son multimillonarias y su autor, Eiichirō Oda, luce el récord de haber vendido más de 500 millones de copias de su criatura sin determinar el incontable “merchandising” y sus múltiples manifestaciones.

La actividad profesional de Álex de la Iglesia no cesa. Hombre de pasiones y pulsiones bizarras e hiperbólicas, da igual que sea productor, director, o “factótum”… él trabaja sin descanso, febrilmente, sin contención. En estos momentos su nombre aparece en múltiples frentes pero vinculado siempre a dos tendencias, el fanta-terror y la comedia. E