Cuando el último destello, el plano de clausura, nos permite observar entreveladamente a un viejo Moisés camino de un destino que nunca verá, Ridley Scott detiene el relato para, sobre un fondo negro, señalar que la película está dedicada a su hermano Tony. Como se recuerda, el también cineasta y hermano menor de Ridley, Tony Scott, cometió suicidio el 19 de agosto de 2012 al saltar al vacío desde el puente Vincent Thomas de San Pedro, California.

Lisandro Alonso, uno de esos cineastas que se mueven ajeno al movimiento del mundo, evidencia en Jauja un pequeño cambio estilístico y una reafirmación autoral. El cambio proviene de la aparente f(r)actura “estelar” de quien es su principal protagonista al tiempo que coproductor, Viggo Mortensen.

La médula vertebral que coordina la constitución sensorial de lo que St Vincent encierra parece haberse inspirado en el Frank Capra más emotivo, más emocional; el que tenía fe en el cine y en el ser humano. A ella pertenece su discurso de despedida, el que desvela en qué consiste la santidad de Vincent/Murray.