El niño con suerte de «Slumdog Millionaire» (2008) encarna a este «hombre mono» de infausto destino. En él, Dev Patel hace casi todo. Dirige, coescribe y protagoniza su debut como realizador.
Decía Chesterton, en su defensa sobre la familia, que su virtud estribaba en que, a diferencia de quienes la alababan como un remanso de paz y armonía, era justo lo contrario; una encrucijada entre diferentes.
Tres noches, siete cámaras y un vendaval de energía, ironía y talento musical fue cuanto necesitó Jonathan Demme para caligrafiar el acta notarial de lo que hoy se considera uno de los mejores conciertos jamás filmado.
Dentro de diez meses su cumplirán 40 años del estreno de “Blood Simple”, aquí titulado como “Sangre fácil”. Con aquella película, su primer largometraje, se firmó la partida de nacimiento cinematográfico de los hermanos Coen.
Inspirado libremente en el caso Mary Kay Letourneau y Vili Fualaau, o sea que acoge (y recoge) el hecho pero no las circunstancias ni la referencia biográfica a la realidad, Todd Haynes desarrolla un filme personal firmemente asentado en su universo fílmico.
Ahora que la fórmula da síntomas de agotamiento, cuando tanto la Marvel como la DC dan bocanadas de agotamiento y desorientación, proliferan las dentelladas críticas contra la insustancialidad de un subgénero que agoniza. «Madame Web», un retruécano argumental de Spiderman y sus incontables secuelas en clave femenina, ha salido muy mal parada tras su estreno mundial
Al parecer miembros de la familia Marley han alimentado este monstruo que devora la figura del autor de «Exodus». Es sabido que de las buenas intenciones y de las pequeñas ambiciones dios nunca nos libra. De modo que «Bob Marley: One love», un errático biopic dirigido con poca cabeza y corazón en ruinas por Reinaldo Marcus Green, deviene en un extraño homenaje del que Marley hubiera salido por patas.
Se ha reiterado en diferentes crónicas y reseñas sobre el filme de Sofia Coppola, como si eso fuera una virtud añadida, que frente al retrato masculinizado de Elvis Presley de Baz Luhrmann, centrado en la jaula de oro en la que se convirtió su vida, aprisionado en sus últimos años en Las Vegas, “Priscilla” cultiva un tono más femenino, más sereno, más intimista.
«Como un reloj de péndulo, este “Ferrari”de Michael Mann avanza a partir de dos escenarios. A la izquierda, el mundo de las carreras de automóviles, un universo de gasolina, asfalto, poder y muerte. A la diestra, las alcobas y el sexo, un territorio concebido como una bifurcación de dos camas, dos hogares, dos mujeres.»
Un solvente reparto, medios apropiados y una idea argumental tal vez poco original pero no carente de atractivo, suman en “La piscina” menos de lo que cabría esperar.