A Guerín, a su cine, no se le puede aplicar el sistema de medidas convencional. A fuerza de ser fiel a sí mismo, su cine ha ido des(a)nudándose de todo artificio narrativo. Guerín ha arrojado por la borda la fidelidad al imperante sistema de géneros. Quizá el cineasta que más se le aproxima por su capacidad para fundir paradigmas y gramáticas preestablecidas, es Werner Herzog.