En su anterior y primer largometraje, «Viaje al cuarto de una madre» (2018), Celia Rico Clavellino diseccionaba la compleja simbiosis entre una madre y una hija en el tiempo en el que la segunda debía volar del nido.
Al principio y al final, Javier Macipe muestra en “La estrella azul” las tripas del constructo cinematográfico. Enseña el artificio del cine en un gesto de coherente honestidad. Es posible que, en su arranque, esa alusión al guión que guía pero no conduce este filme, y que nos recuerda que lo que vamos a ver será una representación, pase desapercibida.
En “Negu Hurbilak”, filme firmado por un colectivo que alude a ese “frío que se avecina”, lo que se verbaliza, en apariencia, se abraza a lo obvio y se abrasa con lo banal. Sin embargo, lo que en ella se expresa es mucho.
Para pasmo de los «fobospoilers», esas personas de sensibilidad más desquiciada que exquisita, gente que se tapa los oídos cuando alguien a su alrededor habla de una película porque no soportan que se les cuente nada de su argumento, J.A. Bayona llevó a miles de personas a ver un relato del que nadie ignoraba su desenlace.
Cuando semanas antes de su estreno en el SSIFF 2023, algunas voces protestaron por su inclusión en el festival donostiarra, aquella queja me pareció plenamente justificada. No por los motivos que se aducían, «dar voz a un monstruo» decían, sino por una razón mucho más prosaica y objetiva.
Cuatro largometrajes en veinte años dan noticia de que Pablo Berger (Bilbao, 1963) se lo toma muy en serio y con bastante calma. Han pasado veinte años de «Torremolinos 73» (2003), su primer largo, y once de «Blancanieves» (2012), su obra más premiada.
A Víctor Iriarte, su cine lo legitima como un autor transparente e incluso candoroso. Pese a la cita de Bolaño a la que se encomienda, «Sobre todo la noche» escoge la luz frente a las sombras, la reconciliación frente a la venganza, la vida frente a la muerte.
Primero fue un libro ensayo que Juan Mayorga, un dramaturgo especialista en el pensamiento de Walter Benjamin escribió a partir de «El libro de la vida» de Teresa de Jesús. Lo tituló, con propiedad, «La Lengua en pedazos».
Andrea vive con sus hermanos pequeños a los que cuida como una madre. Tiene 15 años y a los cambios biológicos y psicológicos propios de la pubertad, se une el dolor ante el vacío de la ausencia del padre.
Con «La imatge permanent» Laura Ferrés hizo historia en la nueva Seminci rehabilitada con el espíritu de los festivales de Gijón y Sevilla. Es decir, en la Seminci que por vez primera dirigía José Luis Cienfuegos.