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Un principio fundamental para quienes se dedican al oficio del cine les/nos recuerda que lo que en el papel -en la pantalla del ordenador- no se asienta con firmeza, la gran pantalla del cine nos lo arrojará a la cara. En “Fatum”, o sea en el destino, el hado, la “Moira”, hay síntomas de mala digestión.

El exceso de guionistas casi siempre obedece a la mirada asfixiante de una productora ávida de beneficios y a la debilidad del material de partida. En “Way Down”, el material de partida consiste en las imágenes de la algarabía futbolera por la conquista del mundial a cargo de la selección española de fútbol en el año 2010.

Para abrir el apetito y estimular la presencia del público, las gacetillas periodísticas y los reclamos publicitarios han hablado de muchos referentes a la hora de presentar el estreno de “El robo del siglo”. Basada en un hecho real, un sofisticado atraco a un banco argentino en 2006, su argumento recuerda a multitud de películas.

A Koldo Serra le sobra oficio y él regala cinefilia. Esa podría ser la principal conclusión tras ver el resultado de “70 Binladens”, un extraño thriller que apenas cambia de escenario y que parece reiterar un modelo de producción “made in Alex de la Iglesia”.

Con apenas 26 años y con su primera película, Sexo, mentiras y cintas de vídeo (1989), Steven Soderbergh ganó la Palma de Oro de Cannes. Saludado como un nuevo genio, designado como el heredero de Orson Welles -los cronistas cinematográficos no andan sobrados de imaginación-, el joven Soderbergh llegó a creer en los augurios.