Padres de papel

Título Original: WHAT MAISIE KNEW? Dirección: Scott McGehee y David Siegel  Guión:  Carroll Cartwright y Nancy Doyne; basado en la novela de Henry James Intérpretes:  Julianne Moore, Alexander Skarsgård, Steve Coogan, Onata Aprile y Joanna Vanderham Nacionalidad: EE.UU.  2012  Duración: 99 minutos ESTRENO: Enero 2014

 
Lo que Maisie sabía es una novela inquietante de Henry James publicada en 1897. En ella el escritor se adentraba en el relato de una niña de seis años que describe pormenorizadamente el naufragio afectivo de sus padres en un cuadro de infidelidades y egoísmos, desolador. Un diagnóstico feroz que se torna más sofocante porque es la víctima de todo ello quien lo cuenta. Ciertamente el cine ha cuidado bien a Henry James. Muchas de sus obras han sido adaptadas: La habitación verde (François Truffaut), Retrato de un dama (James Campion), Las bostonianas (James Ivory) y Washington Square (Agniezska Holland) también muchos años antes, en 1949, William Wyler hizo lo propio en La heredera. Y como se puede observar se han dado todo tipo de actitudes, tonos y resultados: desde recrear el ambiente victoriano en el que fueron contextualizadas a ponerlas al día en una traslación más o menos oportuna y feliz.
La que asume la pareja formada por McGehee y Siegel trasladando la historia al Nueva York del presente provoca una extraña sensación. En sus manos, con un reparto actoral de peso específico indudable, la niña Onata Aprile se convierte en el centro y motor de una reflexión sobre el desamparo infantil ante unos progenitores obsesionados por su propio éxito. Dicho de otro modo, lo que James escribió contra la falta de generosidad de la sociedad victoriana se reconstruye ahora contra un matrimonio de ambiciosos representantes de la sociedad del éxito. Ella, Julianne Moore, es una cantante sujeta a altibajos emocionales, narcisista e inmadura. Él, Steve Coogan, es un marchante demasiado interesado por sí mismo y sus seducciones. 
Lo que se alimenta con la aparición de otros dos personajes es que una cosa es procrear y otra criar a los hijos. Esa fisura enlaza con el discurso del Koreeda de De tal padre, tal hijo. Solo que aquí, quienes se quedan en fuera de juego son los padres biológicos ante la mirada perpleja e infinitamente paciente de una niña a la que sus directores convierten en algo angelical. Tanto como los dos padres postizos. Se les va la mano con tanta azúcar pero, pese a ello, el núcleo duro de Henry James persiste y trasmite una sombra amenazante. ¿Quién concede el carnet de padre y madre?
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