Pasión de un padre arrepentido
Título Original: DÍAS DE PESCA EN LA PATAGONIA Dirección y guion: Carlos Sorin Intérpretes: Alejandro Awada, Victoria Almeida, Diego Caballero, Oscar Ayala, Daniel Keller y Martín Galindez  Nacionalidad:Argentina. 2012 Duración: 80 minutos ESTRENO: Marzo 2013

Carlos Sorín, a estas alturas, no sorprende a nadie. Eso es cierto. A cambio, tampoco defrauda a nadie. Su cine se ha hecho a golpe de gestos mínimos, con gentes sencillas y en una cartografía de polvo y asfalto.  Argentino de nacimiento, Sorín, como Isabel Coixet, alternó el cine con la publicidad. Combinó la pasión del narrador con el oficio del fabricante de imágenes seductoras al servicio de la comercialización. En su caso, hay un Sorín que se dio a conocer en los años 80 pero del que  ahora casi nadie se acuerda y él mismo parece desconocer. En el fondo, y visto ahora, aquel director que confió el papel protagonista al entonces bisoño Daniel Day Lewis en Sonrisas de New Jersey (1989), no parece tan diferente del que resurgió en el año 2002. En esa fecha, tras doce años de ausencia, Sorín filmó Historias mínimas y con ella, estableció un paradigma formal que repetiría de manera más o menos semejante en Bombón, el perro (2004) y El camino de San Diego (2006).
Lo que sobreviene ahora es que indefectiblemente, en estos Días de pesca los espectadores con memoria percibirán una sensación de déjà vu. La Patagonia como geografía, la carretera como hilo conductor y personajes excéntricos pero amigables como piezas de un tablero de ajedrez, componen una partida que, aunque siempre amable, en este caso, muestra una mayor complejidad.
La buena noticia de esta nueva entrega de Carlos Sorín reside en que, sin renunciar a los estilemas que ya le son propios, el cineasta de la Patagonia compone un personaje central poliédrico y real, hondo y conmovedor. Sin subrayados innecesarios, sin gritos ni afectaciones, Días de pesca habla de la recta final de un padre que arrastra un pasado de desmoronamientos; la historia pequeña pero sin duda importante, de un hombre corriente que trata de rehacer su vida y de vencer sus miedos, de redimir sus culpas y reencontrarse con sus afectos.  Así, frente a las aguas donde espera la pesca, con unos pocos personajes y un puñado de sentimientos y emociones, Sorín vuelve a formular una nueva balada sobre héroes anónimos, perdedores que se mantienen en pie, viajeros que no tienen más rumbo que el de reencontrarse en el camino pese a las caídas y los tropiezos, hasta el final.
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