Carne de juego, alma de cuento
Título Original: WRECK-IT RALPH Dirección: Rich Moore   Guión: Phil Johnston y Jennifer Lee; basado en un argumento de Rich Moore, Phil Johnston y Jim Reardon Producción: Clark Spencer Música: Henry Jackman Montaje: William J. Caparella Nacionalidad: EE.UU.. 2012   Duración:  108 minutos ESTRENO: Enero 2013

Cuando al final del siglo XX ya era incuestionable que las nuevas generaciones crecerían con un imaginario emanado del lenguaje de los videojuegos, arreciaron las descalificaciones sobre la incapacidad de las consolas para generar relatos. Sin relato, no hay texto y sin texto no hay sustento simbólico fundante, decían los detractores aquejados de una semiótica febril. Querían significar con ello que allí no hab(r)ía nada más que humo. Se equivocaron. Y este filme construido por Disney pero tutelado por John Lasseter, o sea por Pixar, se constituye en la prueba de que en el año que tuvimos hasta tres adaptaciones de Blancanieves, ha surgido la primera película trenzada con las mimbres crecidas en el universo del videojuego. Lo decía el propio Lasseter al establecer los referentes de su filme:  “Uno es el mundo de 8-bits de “Repara-Felix Jr.”; otro es el mundo hiperrealista de “Hero’s Duty” y otro es el súper bello “Sugar Rush”, que tiene algo de sabor de anime japonés”. Generaciones distintas, naturalezas diferentes, público.
Bajo las aventuras de Ralph, dirigidas por Rich Moore, un debutante en el mundo del largo, un veterano de hierro en la animación donde ha dirigido muchos episodios de Los Simpson y Futurama, laten al menos dos herencias. Una, la explícita del universo de los arcades. La otra, la del legado de Pixar, un referente ineludible a la hora de desentrañar las claves de la animación actual. Probablemente sea esa persistencia argumental aportada por títulos como Monster SA y Toy Story, la que devalúe la originalidad de esta divertida, rigurosa y brillante incursión en las aventuras de un villano bueno que representa la enésima variación de la bella y la bestia. Hay una tercera estrategia proveniente del mundo Disney: la evidencia de que nada atrae más a los niños que aquello que consigue atrapar a sus progenitores; de ahí que, conocedores de que los padres de 2012 crecieron con Donkey Kong y Mario Bross, en Ralph se reflejarán, ellos con sus hijos. Y habría que hablar de un último quiebro. Al partir de juegos inventados, Hero’s Duty y Sugar Rush, y a la vista del éxito, a nadie extrañará que en breve, Ralph se convierta en semillero de nuevos videojuegos. Dicho de otro modo, una película inteligente para un negocio redondo.
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