Maternidad de celofán
Título Original: UN HEREUX ÉVÉNEMENT Dirección: Rémi Bezançon Guion: Rémi Bezançon y Vanessa Portal; basada en la obra de Éliette Abécassis Intérpretes: Louise Bourgoin, Pio Marmaï, Josiane Balasko, Thierry Frémont , Gabrielle Lazure y Anaïs Croze Nacionalidad: Francia y Bélgica, 2011 Duración: 111 minutos ESTRENO: Mayo 2012
Cuando ya resulta evidente que la protagonista de este feliz acontecimiento ha perdido todos los papeles, Rémi Bezançon, director del filme, lo subraya con la metonimia de la destrucción de su tesis doctoral dedicada al conocimiento filosófico. Barbara, así se llama la protagonista interpretada por una Louise Bourgoin que recuerda mucho a la Renée Zellweger del diario de Brigitte Jones, realiza un empobrecedor trayecto ilustrado por Bezançon con una discutible moraleja. En ese pulso entre sentimiento versus pensamiento, la razón pierde la batalla. La conclusión a la que parece llegar Un feliz acontecimiento, película basada a su vez en la novela de Abécassis, escritora francesa de origen marroquí y formación filosófica, encierra algunos destellos de la propia experiencia de quien aparece como una solvente intelectual.
Si algún paralelismo estableció la Abécassis escritora con la Barbara protagonista de su novela, Bezançon lo disuelve a fuerza de despeñarse ante la llamada del bebé y ante la ternura de una biología capaz de nublar el intelecto.
Y sin embargo, en ese recorrido doméstico ante lo que representa asumir la paternidad, el filme abunda en multitud de pequeños detalles inspirados por la realidad. Así, el relato que hace Barbara del proceso que le lleva de conocer al padre de su criatura, los nueve meses de embarazo y el primer año de la vida de su hija se levanta sobre una paradójica contradicción. Lo que se verbaliza sabe de lo real, la forma en la que Rémi Bezançon lo muestra se disfraza de catálogo de Prenatal. Incluso en los momentos más escatológicos, la estética dominante se debe al anuncio publicitario, a la irrealidad. Poco importa que las descripciones de Abécassis tenga la piel escocida por la experiencia; Bezançon se encarga de rebajar cualquier atisbo de incómoda herida. En el argumento hay asideros notables, las respectivas madres de la pareja y la ausencia de las figuras paternas; el conflicto entre el mundo laboral y la llamada de la maternidad. Se diría que Un feliz acontecimiento podría haber asumido la apariencia de una reflexión seria sobre todo ello, pero todo se queda en cartón piedra. Una especie de (anti)feminismo de salón que da gato por liebre bajo la apariencia de un relato contemporáneo.
Si algún paralelismo estableció la Abécassis escritora con la Barbara protagonista de su novela, Bezançon lo disuelve a fuerza de despeñarse ante la llamada del bebé y ante la ternura de una biología capaz de nublar el intelecto.
Y sin embargo, en ese recorrido doméstico ante lo que representa asumir la paternidad, el filme abunda en multitud de pequeños detalles inspirados por la realidad. Así, el relato que hace Barbara del proceso que le lleva de conocer al padre de su criatura, los nueve meses de embarazo y el primer año de la vida de su hija se levanta sobre una paradójica contradicción. Lo que se verbaliza sabe de lo real, la forma en la que Rémi Bezançon lo muestra se disfraza de catálogo de Prenatal. Incluso en los momentos más escatológicos, la estética dominante se debe al anuncio publicitario, a la irrealidad. Poco importa que las descripciones de Abécassis tenga la piel escocida por la experiencia; Bezançon se encarga de rebajar cualquier atisbo de incómoda herida. En el argumento hay asideros notables, las respectivas madres de la pareja y la ausencia de las figuras paternas; el conflicto entre el mundo laboral y la llamada de la maternidad. Se diría que Un feliz acontecimiento podría haber asumido la apariencia de una reflexión seria sobre todo ello, pero todo se queda en cartón piedra. Una especie de (anti)feminismo de salón que da gato por liebre bajo la apariencia de un relato contemporáneo.
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