La parodia nacionalTítulo Original: ÁGUILA ROJA: LA PELÍCULA Dirección: José Ramón Ayerra Guión: Pilar Nadal, J.M. Ruiz Córdoba y Guillermo Cisneros Intérpretes: David Janer, Javier Gutiérrez,Francis Lorenzo, Inma Cuesta, Myriam Gallego, Santiago Molero y José Ángel Egido Nacionalidad: España. 2011 Duración: 122 minutos ESTRENO: Abril 2011

Hace escasos días Javier Cercas explicaba que para acercarse a algunas obras literarias como La metamorfosis, la clave estribaba en hacerlo desde el humor. Solo desde allí, aclaraba Cercas, se puede apreciar en todo su esplendor el significado de la obra de Kafka. Tal vez tenga razón, tal vez sea necesario dejar a un lado la seriedad a la hora de acercarse a algunos textos artísticos. Pero ni con una sobredosis del gas de la risa se haría soportable un filme como Águila Roja, la película; un delirio nacional que atraca todo cuanto sale a su paso con tanta desvergüenza como falta de pulso. Aunque, claro está, ciertamente no es un texto artístico por más que Dumas y el folletín alimenten su espíritu. Es más, ni siquiera es una película, aunque dure más de 120 minutos. Desde los primeros compases, una persecución a caballo con una amazona rubia sorteando los dardos que sus perseguidores le lanzan, se sabe que estamos ante la prueba de que el cine español camina a contracorriente. Lo de caminar es figurado, porque lo evidente es que buena parte de sus productos están estancados, son innecesarios y/o no son sino calcos de lo que ya antes ha sido hecho. En un tiempo en el que se elogia la nobleza de las series de televisión yanquis, la traslación al cine de una de las series españolas de mayor éxito, (de)muestra que aquí acontece justamente lo contrario. Su calidad va pareja a su rigor histórico. La crónica de un Ninja en la corte de Fernando IV y sus aventuras en medio de un congreso al que acude el Papa de Roma, Luis XIV de Francia y el heredero de Inglaterra parece alumbrada tras una larga velada de psicotrópicos y botellón. Habría que desempolvar los más eximios títulos del franquismo para hallar proclamas tan casposas como las que aquí se gritan. A su lado, Torrente parece un renegado y Curro Jiménez un dandi. A falta de mensaje, Ayerra abusa del masaje para provocar emoción, finge cegueras y muertes y abona todo con chistes malos para niños buenos. Al mismo tiempo añade algunos pellizcos contra el vecino francés y la pérfida Albión en plan forofo de selección para un filme que no aporta ni una sola idea propia y que cor/rompe las que toma de otros.

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