Charles Bronson ejecuta de nuevo

Título Original: THE MECHANIC Dirección: Simon West Guión: Richard Wenk y Lewis John Carlino; basado en “Fríamente… sin motivos personales” (1972). Intérpretes: Jason Statham, Ben Foster, Donald Sutherland, Tony Goldwyn y Mini Anden Nacionalidad: EE.UU. 2010 Duración: 93 minutos ESTRENO: Marzo 2011

Si hace cuarenta años alguien hubiera osado insinuar que Fríamente… sin motivos personales sería objeto de un remake, el eco de las risotadas todavía podría escucharse. Y sin embargo, cuarenta años después, aquel oscuro thriller de presupuesto menor, violencia extrema y gesto desesperado, vuelve a ser llevado al cine con la dignidad de quien ama el oficio. El dato, que el cine de Charles Bronson inspire a los cineastas del siglo XXI, no admite mas que una lectura: la crisis creativa de Hollywood empeora por momentos. Con crisis o sin ella, la adaptación de Simon West goza, como la versión original, de dos virtudes inatacables. Una concepción pragmática de la mezcla entre acción y diálogos, y un planteamiento argumental con algunos requiebros interesantes.
En esencia, los dos filmes permanecen fieles a un guión que arranca con una demostración de eficacia criminal. Ambos se centran ante el dilema moral de asesinar a un veterano amigo de la familia por presunta traición, para crecer sobre el imposible entendimiento entre el hijo del asesinado y su asesino. Uno, carece de sensatez. El otro, se siente culpable y decide rehabilitarlo. Una misión imposible en un universo marcado por la venganza, la sangre y el miedo. Eso es todo, eso y una ininterrumpida sucesión de ejecuciones y persecuciones espectaculares porque, el oficio del protagonista, el llamado en la versión original, el mecánico, consiste en eliminar a quienes deben ser eliminados.
Simon West, un oscuro director de personalidad incierta y de trayectoria errática, se mueve aquí con suficiencia. Con toque videoclipero y ritmo acelerado, saca de Jason Statham un buen rendimiento. Si en 1972, este filme pudo verse como un precursor de los nuevos tiempos; hacer del asesino a sueldo el héroe del film en tiempos post-Tarantino, rezuma un rancio sabor a modelo agotado. Llevamos demasiado tiempo y excesivas películas recordando que la vida vale poco y que un buen asesino es el mejor modelo que se puede encontrar en este mundo. Como divertimento brutal, puede pasar; como cine, no tiene sentido. Aunque a la vista de su solvencia industrial, incluso cabría temer una segunda parte. Lo dicho: malos tiempos.
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