El vengador de los pobres

Título Original: MACHETE Dirección: Robert Rodriguez y Ethan Maniquis Guión: Robert Rodriguez y Álvaro Rodriguez Intérpretes: Danny Trejo, Steven Seagal, Michelle Rodriguez, Jessica Alba, Robert De Niro y Don Johnson Nacionalidad: EE.UU. 2010 Duración: 105 minutos ESTRENO: Octubre 2010

Para bien o para mal, cuando Robert Rodriguez asaltó las taquillas estadounidenses con un filme de ínfimo presupuesto e infinita insolencia titulado El mariachi (1992), Quentin Tarantino acaba de anunciar al mundo las excelencias del cine de la posmodernidad. Rodriguez llegó poco después y ese “poco” hizo que el tejano fuera el eterno segundo. Ser esa sombra poliédrica y versátil facilitó que Rodriguez pudiera moverse sin la púrpura del autor ni la presión del genio. Todos conocen el rostro de Tarantino. Pocos acertarían a describir cómo es el físico del autor de Sin City (2005) El tiempo dictará sentencia pero hoy, a la vista de Machete, se imponen un par de evidencias. Primera, que su cinematografía es más irregular. Y segunda, que resulta más divertida, más ligera, más primitiva. Son cualidades cultivadas a costa de renunciar a la pretensión retórica y al afán de tomarse demasiado en serio. Con ellas y con los ecos de un falso trailer rodado como un regalo complementario a Planet Terror, que no tuvo un final feliz en la taquilla aunque el tiempo lo acabará revalorizando.
Machete posee alma de cine de barrio, de barrio salvaje al que jamás podría acercarse los amantes de las películas correctas, los degustadores del cine de amor y lujo. Aquí el amor corroe y quema, deviene en puro sexo y el lujo es un decorado que acabará pulverizado por miles de disparos, por sangre y fuego. Puro derrame hormonal masculino, puro desparrame de violencia y excesos. Ahora bien, más allá de esos estruendos incesantes, más acá de ese más inverosímil todavía, Rodriguez, como el Zorro, lleva un panfleto incendiario en la piel.
Machete es un Sin perdón de espaldas mojadas y mala leche; cine post-Leone que mezcla el polvo de la frontera con la ironía destemplada del Paul Verhoeven de Robocop y Starship Troopers. Mentes poco bregadas en frutos tan rocosos pueden llegar a confundir el fundamento último que anima a sus creadores. Y ese fundamento, tosco, extremo, caricaturesco y desmadrado, consiste en patear en el culo la buena educación de lo políticamente correcto. Irregular en su transición entre escenas salvajes y parlamentos dramáticos, Machete alberga un puñado de secuencias que, como un buen orujo, dejan huella honda aunque alimenten poco.
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