Definitivamente alejado del modelo retórico del cine argentino hecho de comedia romántica y buenas intenciones, “Rojo” bucea en el pantano oscuro de la mala conciencia. Su acción acontece en 1975, en Argentina. Tiempo en el que los cielos se teñían de rojo barruntando la sangre que se iba a verter. Un poco al estilo del Haneke de “El lazo blanco”, Benjamín Naishtat se cuestiona por la llamada del monstruo; por las razones de esa metamorfosis que convierte a una ciudadanía pacífica en jauría asesina.