Hace años, en 1977, Tony Leblanc, espoleado por José María Iñigo, llevó al apoteosis su carisma de cómico televisivo comiéndose una manzana en un “Martes Fiesta” de TVE. Durante 3 minutos tan eternos como los cinco a los que cantaba la canción de “Te recuerdo Amanda” de Victor Jara, Leblanc, con un bongo como mesa, peló la manzana con parsimonia y bocado a bocado se la comió ante la estupefacción de decenas de personas en directo y la perplejidad de millones de telespectadores.

Hay profesionales, tanto en el cine como en otras materias, que se comportan como colosos hambrientos de grandeza. Sus proyectos, independientemente de su naturaleza, pretenden ser enormes y costar más. Se diría que creen que esa apariencia de opulencia les prestará lo que su talento no aporta.