De entrada, para evitar confusiones, hay que reconocer que “Cold War” ha sido provista con los mejores valores de ese cine de belleza incontestable y contenido despiadado. Lo tiene (casi) todo. Precedida por la seducción que provocó su obra anterior, ganadora del Oscar a la mejor película en lengua no inglesa, “Ida”; Paweł Aleksander Pawlikowski no ha corrido riesgos.

Hace cuatro años, Paul Schrader, leyenda viviente del arte cinematográfico, vivió su Waterloo particular cuando su filme “Caza al terrorista” sufrió un calvario. Los productores lo deshicieron para remontarlo a su antojo. Se cambió la banda sonora, se distorsionó el guión original, se modificó el sentido y Schrader, ya bastante castigado a lo largo de su vida por estas miserias del poder económico, sintió que el crédito se le había terminado.

Un paso a dos con testigo al fondo. Un pulso entre dos mujeres con la figura de un escritor-objeto como sujeto pasivo de deseo. Ambas tienen hijos. Ambas arrastran un pasado negro en un duelo que parece desigual, pero del que no queda claro, hasta el último segundo, quién es la víctima y quien moverá el hacha del verdugo.