Era difícil superar la propuesta del sábado, pero tampoco era necesario ceder a concesiones tan ramplonas al día siguiente. Ni la película franco-belga, Ni juge, ni soumise; ni la nueva entrega de los autores de Intocable demostraron razones para estar en la Sección Oficial de un festival de esta categoría. No parece argumento serio confiarlo todo en que la comedia debe ser reivindicada.

El camino que recorre Handia se ve atravesado por diferentes bifurcaciones y se enfrenta a dos preguntas. Empecemos por ellas.
La respuesta a la primera es no. El último filme de Jon Garaño y Aitor Arregi no supera la solidez de su anterior película, Loreak.
A la segunda cuestión diremos que, pese a eso, en su interior hay muchos elementos que hacen que merezca la pena.