Inspirada en una vivencia propia pero con un asedio al verosímil que lo pulveriza, El mundo abandonado habla del escaso conocimiento que tenemos de los demás, incluida nuestra propia familia. Quien lo hace, no es ninguna recién llegada. Margarethe von Trotta, nacida en 1942 y autora de una quincena larga de títulos, irrumpió en el panorama internacional como una cineasta singular cuando en 1975, firmó junto a su compañero sentimental, Volker Schlöndorff, El honor perdido de Katharina Blum.

A Guerín, a su cine, no se le puede aplicar el sistema de medidas convencional. A fuerza de ser fiel a sí mismo, su cine ha ido des(a)nudándose de todo artificio narrativo. Guerín ha arrojado por la borda la fidelidad al imperante sistema de géneros. Quizá el cineasta que más se le aproxima por su capacidad para fundir paradigmas y gramáticas preestablecidas, es Werner Herzog.