El peso de la sangre

foto-unanocheparasobrevivirTítulo Original: RUN ALL NIGHT Dirección: Jaume Collet-Serra Guión: Brad Ingelsby Intérpretes: Liam Neeson, Joel Kinnaman, Ed Harris, Vincent D’Onofrio, Genesis Rodriguez Nacionalidad: EE.UU. 2015 Duración: 114 minutos  ESTRENO: Abril 2015

Jaume Collet Serra se ha convertido en un profesional yanqui. Español de nacimiento, su pasaporte no cuenta. A diferencia de Almodóvar, Amenábar, Bayona y Trueba, no estamos ante un cineasta que hace las Américas, sino ante un director que nació figuradamente allí. Sus películas han sido más vistas en EE.UU. que todas las de los cuatro directores citados. Pero en su tierra natal, pocos sabrían reconocer su rostro.
Empezó con un cine de género y oficio. Dos incursiones en el terror: La casa de cera (2005) y La huérfana (2009), para encontrar en Liam Neeson su mejor aliado. Desde entonces, actor y director caminan juntos. Sin identidad (2011) y Non-stop (2014), precedieron a Una noche para sobrevivir. Y aunque ninguna de las tres roce la excelencia, gracias a ellas, Neeson mantiene un prestigio al que su mal olfato para escoger papeles ha puesto en crisis.
Con guión ajeno, Jaume Collet-Serra se saca de un rutinario libreto, un filme comercialmente aceptable. Como buen cinéfilo que es, Collet-Serra disfruta en la planificación y se crece en la puesta en escena, en el placer de reescribir en ese inmenso palimpsesto que es todo texto fílmico.
Secuencias como la persecución a un coche de policía en una inversión chocante, entramados narrativos como esos dos padres hermanados por la amistad, enfrentados por sus hijos, adquieren ecos de maldición bíblica; de cine con pretensiones. No las alcanza porque en su argumento hay demasiados préstamos y escasa originalidad. Tampoco parece que Jaume Collet-Serra sea un director con querencias por el matiz y el gesto. Si había anhelos de trascender más allá de la pirotecnia y el arquetipo, la producción y su deseo de no dejar ni un minuto sin aceleración, ni un plano sin conflicto, llena de furia y ruido lo que el silencio y la imagen podían haber engrandecido. Mercenario en guerra ajena, Collet-Serra no se mira en el espejo de Fincher, Scorsese o Chandor. Se debe al encargo y, en cuanto director a sueldo, realiza un buen trabajo a cambio de permanecer anónimo.
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