Amigos y enemigos

-ffeloicteso140Título Original: FELICES 140 Dirección: Gracia Querejeta Guión:  Gracia Querejeta y Antonio Mercero Intérpretes: Maribel Verdú, Antonio de la Torre, Eduard Fernández, Nora Navas, Marian Álvarez, Alex O’Dogherty y Paula Cancio Nacionalidad:  España. 2015  Duración:  98 minutos  ESTRENO: Abril 2015

Gerardo Herrero, productor de Felices 140, y director de un puñado de intentos cinematográficos, la mayoría olvidados sin pena ni rencor, se adentró con frecuencia en el mismo campo de batalla que aquí excava Gracia Querejeta. Una de sus mejores cintas, Las razones de mis amigos (2000) guarda una estrecha relación con Felices 140. A ambas películas se les descubre un idéntico diagnóstico proveniente de esa sabiduría de refrán que dice: “que Dios me guarde de los amigos porque de los enemigos me protejo yo”.
La carrera de Gracia Querejeta, una realizadora criada entre los mejores paños del cine español, amaneció sacudida por los deslumbramientos y las sombras de un personaje determinante: Elías Querejeta. Mientras ella aprendía primero a andar y luego a escribir, su padre respaldaba los mejores proyectos de Erice, Gutiérrez Aragón, Armendáriz y León de Aranoa. Menos interesada que su progenitor por un cine de corte social y denuncia política, Gracia Querejeta ha permanecido fiel a un libro de estilo aprendido desde su infancia: trabajar con los actores (y principalmente actrices) que mejor encajasen en sus historias es la mejor manera de hacer bien las películas.
Con Verdú, Querejeta encontró su particular Doinel; una Maribel Verdú en la cima de su plenitud. Aquí, ella es el solista invitado en una formación de solvencia y lujo. Con todos ellos Felices 140, no contaré nada del argumento porque el guión fía su suerte a los (re)quiebros y sorpresas de su historia, levanta un fresco sociológico sobre una generación ¿malherida?
Una camada cuya fragilidad ética se astilla cuando el dinero manda, bien sea por ausencia o por presencia. Como ocurría con el filme de Herrero, en Felices 140 se muestran unos representantes de la clase media española que dan pena y asco. No es la crisis de los 40 lo que les afecta, sino la incultura de confundir el ser con el poseer. El triste retrato de esa condición humana donde la amistad es una enfermedad pasajera que el dinero cura y/o alivia.
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