La vigilante de los hoteles
Título Original: VIAGGIO SOLA Dirección: Maria Sole Tognazzi Guión: Maria Sole Tognazzi, Ivan Cotroneo y Francesca Marciano Intérpretes: Margherita Buy, Stefano Accorsi , Fabrizia Sacchi, Gianmarco Tognazzi, Alessia Barela y Lesley Manville Nacionalidad: Italia. 2013 Duración: 80 minutos ESTRENO: Agosto 2014
Maria Sole Tognazzi se asoma a un espacio insólito de la mano de una actriz templada hecha de equilibrio y serenidad; Margherita Buy. De su entendimiento surge un filme extraño, una película singular de perfiles suaves y calado hondo. Lejos de la querencia por lo hiperbólico con la que se emblematiza “lo italiano”, Tognazzi, hija del apreciado actor y director Ugo Tognazzi, aplica tonos pastel y figuras sin trazo grueso para hablar de la familia y la soledad, para radiografiar a la mujer contemporánea en la Italia del siglo XXI. De paso, como pretexto, se adentra en el anónimo trabajo de quienes juzgan la calidad de los grandes hoteles de lujo. Dicho de otro modo, Viajo sola no muestra querencia por la comedia “italiana”, que tanto y también cultivaron los Alberto Sordi, Vittorio Gassman, Nino Manfredi y Marcello Mastroianni, entre otros.
En su lugar, Maria Sole Tognazzi conforma un filme de sutileza e intimismo; una fruslería argumental que sale a flote a fuerza de su capacidad para recrear esos pequeños gestos que dan sentido a la existencia. Su protagonista, una mujer madura pero que conserva su belleza y su atractivo físico, recibe de quien la encarna un despliegue de composiciones y gestos que ennoblecen la aparente liviandad de su argumento. Metódica, obsesiva, implacable, la inspectora de hoteles que “viaja sola”” como una espía a la caza de despropósitos, contiene un paisaje sensible para sostener en él, un personaje femenino autosuficiente y capaz, feliz a ratos e inteligente casi siempre, una mujer independiente relatada desde otra mujer que da un buen corte de mangas a tantos estereotipos sexistas como los que acuñaba el viejo cine italiano.
En su lugar, Maria Sole Tognazzi conforma un filme de sutileza e intimismo; una fruslería argumental que sale a flote a fuerza de su capacidad para recrear esos pequeños gestos que dan sentido a la existencia. Su protagonista, una mujer madura pero que conserva su belleza y su atractivo físico, recibe de quien la encarna un despliegue de composiciones y gestos que ennoblecen la aparente liviandad de su argumento. Metódica, obsesiva, implacable, la inspectora de hoteles que “viaja sola”” como una espía a la caza de despropósitos, contiene un paisaje sensible para sostener en él, un personaje femenino autosuficiente y capaz, feliz a ratos e inteligente casi siempre, una mujer independiente relatada desde otra mujer que da un buen corte de mangas a tantos estereotipos sexistas como los que acuñaba el viejo cine italiano.
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