By Stars Wars, hello Star Lord
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Título Original: GUARDIANS OF THE GALAXY Dirección: James Gunn Guion: James Gunn y Nicole Perlman; basado en los cómics de Dan Abnett y Andy Lanning Intérpretes: Chris Pratt, Dave Bautista, Zoë Saldana, Bradley Cooper, Vin Diesel, Benicio Del Toro, Michael Rooker, Lee Pace y Glenn Close País: USA. 2014. Duración: 121 min. ESTRENO: Agosto 2014
 
Allí donde se amontonan los restos del naufragio en el que se consumen los vanos intentos de reflotar la saga de George Lucas, en la misma fosa en la que agoniza un sexagenario Indiana Jones, un director insolente, heterodoxo e irreverente llamado James Gunn, lidera una producción que puede ser considerada como el Star Wars de la segunda década del siglo XXI. Guardianes de la Galaxia convierte el cine de Spielberg y Lucas en puras reliquias. En ese universo en el que habitan miles de teenagers y millones de “peterpanes”, que no consultan el calendario ni les preocupa la fecha de caducidad, ha irrumpido esta divertida película de referentes enciclopédicos y de intachable factura. ¿Su intención?: hacer Historia. De hecho, todo en Guardianes de la Galaxia se sabe pujante, sólido, en estado de gracia. Todo se mueve a lo grande, en clave hiperbólica: el guión, los diálogos, los personajes, la dirección artística, la banda sonora, los efectos especiales,…
Hay tanto entusiasmo como sensación de goce y disfrute desprenden quienes han hecho esta película. Ahorro recapitular su origen: carne de papel nacida de/y/en la Marvel. Son colegas, pues, de Los Vengadores, con quienes tarde o temprano tendrán que echar risas y compartir enemigos.
De su director, bastaría con rastrear los argumentos de sus películas precedentes. Todas ellas fueron despachadas con racanería crítica, Pero todas ellas llevan excéntrica sangre con ADN personal en sus entrañas.
Es evidente que James Gunn practica una atractiva iconoclasia. ¿Cómo si no, poder sentirse tan a gusto con personajes como estos cinco aventureros que lideran la que será la saga del presente y del futuro? ¿Cómo puede alguien tomarse en serio a un mapache parlanchín, un árbol andante, un destroyer sin cerebro, una luchadora verde y un héroe que puede ponerse a bailar en mitad de una batalla? James Gunn cultiva la respuesta. Los principales ingredientes son dos: humor y arrebato. Humor para sostener el disparate en el que se ha convertido el mundo contemporáneo que se desayuna con bombardeos y se acuesta con epidemias y éxodos de muerte. Y pasión por el relato en cuanto vehículo constituyente de la humanidad. El relato como arma para afrontar el caos. Y claro está, Gunn, que parte de los personajes creados por Dan Abnett y Andy Lanning, salpica toda la película de citas cinéfilas. En Guardianes de la Galaxia habita la inmensa galería de lo que nos conforma en cuanto espectadores.
Despega al mejor estilo Bambi, con esa herida letal que significa ver morir a la madre para, a continuación, reclamar el trono de Star Wars. Se trata de una sucesión en toda la regla con piqueta en mano y vitalidad en vena. Además, el filme dirigido con batuta flexible e ironía presta por Gunn, no le hace ascos a fundir el imaginario de Terry Gilliam con las pesadillas de Walt Disney. En el camino, acentúa guiños obvios al Frankenstein de James Whale, sobrevuela el universo del (spaguetti)western y (re)habita las aportaciones de Avatar, Matrix, Mr. Fox, Hell Boy, Origen y… Footloose por delirante que todo esto parezca. Ahora bien, todo ha sido molido y triturado; todo ha sido deconstruido para dar vida a una obra personal, sugerente y nada inocua. Es divertimento inteligente de vídeo-consola redimido por la narración. Iconografía épico-heroica de una nueva generación que pide (y merece) que se le abra la puerta.
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