Una más de Stallone sin Stallone
elproectro
Título Original: HOMEFRONT Dirección: Gary Fleder Guión: Sylvester Stallone; basado en la obra de Chuck Logan Intérpretes: Jason Statham, James Franco, Winona Ryder, Kate Bosworth, Frank Grillo, Rachelle Lefevre Nacionalidad:EE.UU. 2013 Duración: 105 minutos ESTRENO: Agosto 2014
 
Dentro de mes y medio, un filme titulado como éste, El protector inaugurará el festival de Donosti y servirá para que Denzel Washington acuda a cumplimentar la necesaria aportación de glamour y lujo que reclama el Zinemaldi. Esa coincidencia, hay otras muchas películas con el mismo título, subraya el agotamiento absoluto del cine comercial. Es un simple detalle significativo que propicia una llamada de atención a una realidad obvia: lo que está en ruinas sobre todo es el actual sistema de distribución y exhibición. El talento y el buen cine ahora habitan en otros mundos pero en este del ocio y el negocio, cada día hay menos atractivos. Pero centrémonos en El protector, traducción caprichosa e ilógica a Homefront. Si bien se presenta como un producto arquetípico de ese cine de acción y efectos, hay que decir que no engaña en absoluto. Escrita por Silvester Stallone, los estilemas de sus personajes se desparraman a lo largo de su contenido. De hecho, es probable que Stallone haya pensado en sí mismo y en sus personajes a la hora de cincelar el perfil que protagoniza Jaso Statham. En efecto, estamos ante un hombre bueno, de origen violento al servicio de la ley, que trata de rehacer su vida y a la que el pasado y su incesante retorno no le va a dejar. En su ADN, hay recovecos del vaquero solitario de pistola rápida y mirada cansada que sabe que la violencia no es sino el fracaso último de la condición humana. Todo muy de barras y estrellas, muy al estilo de los hijos de John Ford. Como no se ignora, a Stallone le gusta el melodrama y le encantan las situaciones tiernas: detrás de la roca habita un corazón de oro. Así que eso y no otra cosa le aguarda al público en El protector. Un thriller ochentero, o sea menos maniatado al artificio digital y más pendiente del despliegue físico, que viene dirigido por un especialista: Gary Fleder. Hace casi veinte años, Fleder parecía sumarse a ese cine excesivo posmoderno y enciclopédico, con un curioso título de ecos esotéricos: Things to Do in Denver When You’re Dead (1995). Dos décadas después, y un puñado de discretos pero eficaces títulos de acción y violencia, el DNI de Fleder lo avala como un pulcro artesano que no desaprovecha algunos intersticios para redondear su trabajo. Servil con el guión y las convencionales pinceladas con las que se describe a los personajes, Stallone no es Lynch ni Tarantino, Fleder cumple con su misión de levantar una película de testosterona y puñetazos. A su favor, que todo lo hace con un esforzado pundonor por la puesta en escena. En consecuencia, el realizador se las ingenia para que el ritmo se mantenga en unos niveles de intensidad mínimos que evita percibir la insustancialidad de un relato mil veces contado y, de paso, no fijarse demasiado en la pobreza de los retratos femeninos, arquetipos sin dimensión, tratados con benevolencia machista. Aquí hay poco que aportar pero, al menos, no hay trampa ni engaño.
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